En el colegio San José de Cabra,
especializado en chicos sordos, operaba una patrulla de prelados degenerados,
encabezados por un tal John Brander, un "educador” que era un abusador físico y
sexual en serie, un maníaco violento, que hasta llevaba un diario cotidiano con
las puniciones corporales que infligía.
El devastador documento de 2.575 páginas de la
Iglesia irlandesa sobre los abusos sexuales y de todo orden contra 35 mil
infantes y adolescentes en los últimos 60 años, a cargo de 250 instituciones
católicas convertidas en sádicos campos de concentración, ha estallado la semana
pasada y dentro de una o dos semanas se conocerá un segundo informe sobre los
horrores cometidos en la arquidiócesis de Dublin.
La Comisión sobre Abusos a los Niños ha producido
tras nueve años de investigaciones el Informe Murphy, cuyos resultados son mucho
peores de lo que se esperaba. En el país más católico de Europa junto con
Polonia, él prestigio de la iglesia irlandesa ha quedado en ruinas.
Para el Papa, aunque el Vaticano anuncia que está
en favor de la línea dura y pide que se investigue todo”, el caso irlandés es un
nuevo ladrillazo del «annus horribilis” de su pontificado que lleva
cuatro años. Desde el 21 de enero 2009, cuando Benedicto XVI aprobó el decreto
fatal que levantó la excomunión a cuatro obispos cismáticos del grupo Lefebvre
la figura y la autoridad del Papa han sufrido un proceso de contestación en
Europa prácticamente sin precedentes en la era contemporánea.
La sodomía es un término de
origen religioso que hace referencia a determinados comportamientos sexuales.
Comúnmente utilizado
para describir el acto del sexo anal entre heterosexuales u homosexuales y las
demás prácticas homosexuales masculinas.
En Irlanda, los resultados del informe han dejado
tan horrorizados a los fieles de una sociedad que históricamente identifica al
catolicismo y a la Iglesia con su sufrida identidad nacional debido al
colonialismo inglés, que el. cardenal primado Sean Brady ha declarado: “Siento
una enorme vergüenza y pienso en lo que han sufrido tantas víctimas inocentes
durante tantos anos.
El cardenal Brady confirmó que en junio se
conocerá un segundo informe circunscrito a la arquidiócesis de Dublin, la
capital, que según se adelantó contiene testimonios tan espantosos como los del
informe a nivel nacional.
Los 250 institutos católicos que recibían a
jóvenes pobres o a internados en las escuelas-reformatorio, estaban en parte
manejados por curas y monjas sádicos que se especializaban en continuos castigos
corporales y en abusos sexuales. Thomas Wall, que hoy tiene 62 años, es uno de
los testigos sobre lo que ocurría en el colegio-prisión de la congregación del “Fratum
Christianorum”, los Hermanos Cristianos de Glin, una ciudad sobre el río
Shanon. “Era un chico y todos los días un sacerdote abusaba sexualmente de mi.
No había forma de evitarlo”. Los alumnos más grandes completaban los abusos con
"supervisiones” nocturnas en complicidad con los curas.
Los Hermanos Cristianos controlaban varios
institutos. Como las monjas de las Hermanas de la Piedad, que tenían un poder
absoluto sobre los niños y adolescentes que eran, en la práctica, sus
prisioneros. Sadie O’Meara era una de las víctimas y cuenta que “la comida era
asquerosa, había barras en las ventanas y los maltratos y abusos sexuales eran
continuos”. Una película, “Magdalena”, causó un gran impacto en 2002 narrando
estos horrores.
"Los abusos sexuales en esas
instituciones infantiles fueron endémicos entre 1930 y 1990", sentenció el
informe elaborado por una comisión independiente tras casi 10 años de
investigación. "Las autoridades religiosas sabían que los abusos sexuales eran
un problema persistente en organizaciones religiosas masculinas", subraya el
documento. La Iglesia católica intentó repetidamente impedir la
publicación de las conclusiones de la comisión, que entrevistó a más de 2000
personas que contaron que sufrieron golpizas,
intimidaciones y abusos sexuales por parte de sacerdotes y monjas.
Los casos se prolongan "ad infinitum” en el
informe de la Iglesia irlandesa. No se sabe si alguno será castigado porque por
pedido de las congregaciones la magistratura de Irlanda aseguró el anonimato de
los culpables. Esto ha aumentado la indignación general.
Cuando fue elegido Papa, el 19 de abril 2005, uno
de los grandes objetivos de Benedicto XVI era devolverle al alicaído catolicismo
europeo su misión de vanguardia y la debilitada hegemonía que todavía mantiene
después de tantas siglos.
La crisis de 2009 ha golpeado seriamente este
proyecto pontificio. Entre los cuatro obispos a los que el
Papa Ratzinger levantó
la excomunión para reintegrarlos al seno de la Iglesia, se encuentra el inglés
Richard Williamson, que en una entrevista a la TV sueca declaró que el
Holocausto de los judíos no existió y que tampoco funcionaban las cámaras de
gases nazis en los campos de exterminio.
Esas declaraciones desataron una seguidilla de
reacciones que terminaron embistiendo al propio Papa: Obispos y Conferencias
Episcopales de Alemania, Suiza, Austria, Francia, Holanda, protestaron.
La premier germana Angela Merkel pidió
aclaraciones que obligaron al pontífice a asumir posiciones rígidas frente a los
lefebvrianos y a repudiar al obispo Williamson, que vivía en la Argentina y fue
expulsado por nuestro gobierno. En Austria hubo una rebelión de los obispos por
el nombramiento de un obispo ultra conservador por parte de Benedicto XVI y el
Papa debió dar marcha atrás.
Una declaración del pontífice contra el uso de los
preservativos como anua contra la difusión del SIDA en África determinó nuevos
revuelos. Protestaron muchos obispos europeos y el Parlamento belga condenó las
declaraciones del Papa, algo nunca visto en los últimos decenios.
Europa decía ser el verdadero “continente de la
esperanza” y se ha convertido en la usina mayor de la protesta. En Suiza, hace
pocos días, se puso en marcha una nueva ley de testamento biológico que da
amplia autonomía a las personas para establecer que quieren que no les hagan en
materia de ensañamiento terapéutico cuando su vida llega al final. La posición
de los obispos católicos en favor del diálogo estuvo en neto contraste con el
Vaticano y el Papa, que adoptaron posiciones muy rígidas y agresivas a raíz de
la muerte de Eulana Englaro, una joven que había vivido 17 años en coma
irreversible. La magistratura italiana autorizó a su padre a hacer suspender los
tratamientos para mantenerla en vida. Algunos colaboradores del Papa lo trataron
de “asesino”.
Las contraposiciones religiosas y culturales con
el Papa ultra conservador, tradicionalista, mantiene vivo un debate encendido
con muchos obispos europeos que acusan al Vaticano de posiciones anacrónicas que
la separan de la existencia social.
Fuente Consultada: Diario Clarín -
Por el Corresponsal del Vaticano
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