PALABRAS
FINALES
I. LOS INFERNALES DE GUEMES
Cuando se nombra al Gral. Martín Güemes se
asocian a su figura sucesos y nombres como el de Los Infernales. Comúnmente
conocidos como Los Infernales de Güemes, este Escuadrón de Gauchos escribió
gloriosas páginas en la historia argentina que varias composiciones del
Cancionero Popular destacan.
En el Retumbo titulado Los Seguidores, José
Ríos dice en una de las estrofas:
“Los llamaban Infernales
con sus ponchos colorados
de golpe entre los sunchales
por sus lapachos rosados
con su ponchos colorados”.
En la zamba “Martín Güemes” Héctor Yemmi
dice:
“Vienen galopando por Humahuaca
pregonando la libertad
¡son los Infernales, salteños bravos,
centauros listos para guerrear...!
El historiador Luis Oscar Colmenares cuenta
que en 1816 mientras el Congreso sesionaba en San Miguel de Tucumán, España
preparaba una tremenda invasión con el objetivo de aplastar el movimiento
independentista del Río de la Plata. Güemes, que gobernaba la Intendencia de
Salta desde Mayo de 1815 y ejercía el cargo de Comandante General de Avanzadas
que le asignara el Gral. San Martín en 1814, disponía de un ejército formado por
milicias gauchas. Los gauchos no percibían sueldo, sin embargo siempre estaban
prestos a defender su territorio asombrando a los realistas.
Cuando Güemes solicitó a Alvarez Thomas,
Director Supremo de las Provincias Unidas, la creación de la División Infernal
de Gauchos de Línea para que cuatrocientos milicianos pasaran a revistar como
fuerza militar, le fue negado. Increíblemente el gobierno consideraba
innecesaria la creación de un cuerpo de línea en Salta. Sin embargo, las
milicias a las que se negaba rango militar evitaban que los ejércitos realistas
alcanzaran el objetivo que las movilizaba: llegar a Buenos Aires y recuperar el
poder. Pese a la negativa Los Infernales actuaron como fuerza de línea, sin
registrar deserciones, humillando a los realistas en cada acción.
Sobre los Escuadrones Gauchos dice el Dr
Félix Luna: “Las tropas de veteranos ilustres, vencedores de las fuerzas de
Napoleón I en Europa, creían que poco les costaría doblegar un grupo
indisciplinado de gauchos rotosos y mal armados. La visión europea y ortodoxa de
lo que es un ejército eficaz subestima lo que Güemes moviliza.
Güemes revista con regularidad las tropas,
distribuye armas de fuego y ordena simulacros de guerra. Los gauchos se han
hecho diestros en el tiro del lazo a la carrera, en hacer fuego manteniéndose
sobre la cabalgadura y en echar pie a tierra para maniobrar como infantería,
haciendo evoluciones rápidas. Ensayan movimientos sorpresivos y correrías
cruzando el bosque, armados con lanzas y carabina, acorazados en sus
guardamontes de cuero, que producen un ruido atronador al sostenido azote de sus
largas riendas.
Los gauchos de Güemes serán comparados con
los mejores batallones de caballería del mundo: aunque el general salteño nunca
tuvo la oportunidad de verlos en persona, logró reproducir espontáneamente la
conocida habilidad de los árabes para avanzar resueltamente con tiros al aire,
las típicas cargas desordenadas de los cosacos y el espíritu de los pampas, que
con sus gritos y alaridos infundían temor en el enemigo”.
Estos y otros conceptos sintetizó el Dr León
Benarós en la zamba Escuadrón de Infernales, musicalizada por Canqui Chazarreta
que dice:
Allá van esos bravos
paisanos leales
son los gauchos de Güemes
los Infernales, los Infernales.
Chaqueta colorada
gorro de manga
boleadoras y lazos
huija a la carga!
huija a la carga!
Gauchos salteños sí
como no hay otro
espuelazas de fierro
bota de potro
bota de potro.
Cayéndole al invasor
al tiro habrá de salir
queriendo está toda Salta
ser libre, sino morir!
Infernales de Güemes
melena y barba
guardamonte de cuero
torazos mi alma!
torazos mi alma!
La Patria debe a estos Escuadrones Gauchos
honor y loa por la inclaudicable defensa que hicieron del territorio, al mando
del Gral. Güemes. Muchas instituciones llevan el nombre de los célebres
Infernales, como es el caso del Regimiento de Caballería Ligera V “Gral. Güemes”
con sede en la ciudad de Salta. Sus integrantes lucen vistosa indumentaria,
engalanando con su presencia cada acto en el que participan.
II. GÜEMES, GOBERNADOR
El Dr Martín Gabriel Figueroa Güemes, en su
libro: La Gloria de Güemes, dice respecto a la actuación política y militar del
héroe durante su gobierno:
“Su duro batallar le absorbió no solamente su
tiempo de gobernante, sino la vida entera.
La tropa que tiene el gobernador Güemes
–decía Belgrano en un oficio- “está desnuda, hambrienta y sin paga”. Y el mismo
Güemes confesaba: Yo no tengo un peso que darles ni como proporcionarlo,
porque este pueblo es un esqueleto descarnado, sin giro ni comercio.
Pero el gobernador salteño pudo, pese a todo,
conducir la masa hambrienta a los campos de gloria, salvándola del bandidaje en
que cayeron las tropas montoneras. Es que su prestigio como su ideal eran
inmensos y su pueblo era el primer admirador de su heroísmo.
Fue el ángel tutelar en aquellas apartadas
regiones de la Patria, afirma Yaben, y no exagera el juicio.
La bandera política de Güemes fue el orden y
la libertad y si bien, como afirmó Vélez Sarsfield, se vio obligado a usar
medidas desesperadas para salvar las difíciles circunstancias de su tiempo,
lejos de aprovecharse de ellas, lejos de medrar donde otros lo hubieran hecho,
no sólo mantuvo la limpieza acrisolada de sus actos sino que entregó su fortuna
personal al servicio de la causa.
De su sola provincia extrajo los recursos
necesarios para la guerra y por eso debió agotarla sin piedad. En la obra de
Atilio Cornejo y en la de Miguel Solá figura una extensa nómina de
contribuyentes en dinero y en especies, de los cuales la mayor parte jamás
fueron resarcidos por el empobrecido Estado.
Para certificar que el sacrificio exigido a
los salteños no fue obra exclusiva de Güemes y sí de todas las autoridades
responsables, veamos esta comunicación del jefe civil y militar de la Provincia
leída ante el Cabildo el 13 de abril de 1820, tras cinco años de permanente
desgaste de la capacidad contributiva de tan sufrido pueblo. Dice así:
“Toda contribución forzosa conmueve la
sensibilidad de mi alma. Sólo el deseo de salvar al país amagado por una fuerza
imponente puede arrancar una medida tan contraria a mis sentimientos. No olvido,
no olvidaré jamás los grandes sacrificios que ha prestado este virtuoso pueblo a
favor de la libertad. Tampoco desconozco que éstos y sus continuadas erogaciones
lo han reducido ya a una absoluta y general miseria. Vuestra Señoría toca bien
de cerca estos males, no menos que el compromiso en que me hallo de llevar
adelante los pasos de nuestra lucha y en ellos los de nuestra seguridad y
defensa. O la Provincia sucumbe al poder tiránico o se pone diques a su
ambición. Uno de los dos extremos se ha de verificar. No el primero, porque la
virtud y la energía lo repugnan, lo detestan llenando de indignación a sus
bravos defensores; el segundo es el norte de nuestros desvelos, pero su
ejecución demanda gastos imprescindibles y debemos proporcionar arbitrios; pero
no ya el de contribución forzosa, que tantas lágrimas cuesta. Entre tanto las
Provincias hermanas nos presten su socorro y auxilio o nos lo nieguen, es de
imperiosa necesidad arbitrar medios de sostener la guerra y subvenir a sus
propios gastos. A tan santo fin invito a V. S. con toda la efusión de mi
corazón, y para que él tenga el resultado que me prometo, conviene sobremanera
discutir el proyecto con las corporaciones y parte más sana, juiciosa y sensata
de este pueblo, de cuyas luces, acierto y tino debemos esperarlo”.
Este conmovido mensaje del gobernante es
mucho más elocuente que la diatriba irresponsable que le atribuyó calidades de
tirano. En su texto limpio y claro está patente su carácter. Gracias a Dios,
estos documentos se salvaron de la premeditada destrucción en que cayeron tantos
otros, para desmentir reiteradas imposturas.
Fácil es intuir la resistencia sorda del
contribuyente y la tan desesperada cuanto impotente negativa de los patriotas
tibios a entregar sus últimos recursos. Pero la Patria era primero y bien sabía
Güemes el precio que debía pagar su generación combatiente para asegurar el
destino de los argentinos del futuro. Conocía perfectamente la aversión que
suscitaba con sus medidas compulsivas de gobierno, pero a la conveniencia de su
crédito anteponía la limpieza de su honor y el imperativo del deber.
La historia que se construye con documentos y
tradiciones no debe ignorar los juicios valorativos de quienes tuvieron sobrada
autoridad para emitirlos. Tal entre ellos el de Mariano Zorreguieta, salteño
casi contemporáneo del prócer, en cuya obra, impresa cincuenta años después del
fallecimiento de Güemes, en la página 126 podemos leer:
“Varias veces he oído criticar la marcha de
Güemes, tachado de cruel en la imposición de contribuciones y de absoluto en su
gobierno. Todos los documentos que he tenido a la vista y otros que he
transcripto me han demostrado lo contrario: es positivo que Güemes apuró al
pueblo de Salta, para sostener sus fuerzas que consistían en las que guarnecían
la ciudad y en las de vanguardia que tenía en Humahuaca y otros puntos
convenientes. Conocedor de que todo sería ruina si el enemigo se apoderaba de la
plaza de Salta no trepidó en preferir que antes que la Provincia concurriese con
todos sus recursos a la eficaz y tenaz defensa que oponía. Cualquier otro jefe
se hubiera arredrado de empresa tan costosa y tan imposible de llevar a buen
término, más Güemes, sin recursos, sin fuerzas suficientes, sin armas, sin
municiones, careciendo completamente de los elementos indispensables, no digo
para sostener un ejército en armas por largos años, pero ni otra pequeña fuerza;
nada abatió su ardiente patriotismo, millones de inconvenientes superó con alma
esforzada. La Provincia de Salta, sola, abandonada, y en situación tan triste,
la sostuvo Güemes contra todos los embates de un ejército aguerrido y numeroso.
Güemes era idolatrado por sus soldados y supo encarnar en ellos el odio a los
tiranos y el amor a la Patria; a esto se debió sin duda el poder sostenerse
tanto tiempo en el gobierno y en el ejército.
Güemes se encontraba en la alternativa de
defender a la Provincia o de entregarla al enemigo para que las desbastase y
que, una vez posesionado de ella, peligraran las demás de la Unión, se
entronizara el enemigo y retardara asegurar nuestra independencia. Güemes fue un
caudillo se ha dicho ¡ingratos! Sí, fue un caudillo que sostuvo la mejor causa.
Fue un caudillo que nos dio Patria y libertad que nos dio honor y gloria. Desde
que cayó ¿qué fue de la Provincia de Salta? El enemigo se apoderó de ella y la
redujo a escombros, después se envolvió en una completa anarquía”.
Como se aprecia, la etapa durante la cual
gobernó la Intendencia de Salta el General Güemes fue compleja y le obligó a
tomar medidas socio económicas con profunda congoja. Esas medidas generaron gran
descontento, rencor y enemistades que se aliaron para eliminar a Güemes,
logrando su finalidad en Junio de 1821.
III. AGENDA GUEMESIANA OCTUBRE DE 2005
07/10/05: Presentación de una Nota de
Adhesión de la Delegación Buenos Aires del Instituto Güemesiano de Salta al
Proyecto de Repatriación de los Restos del Marqués de Yavi. Dicho Proyecto
fue elevado por el Senador Jujeño Gerardo Morales.
05/10/05: Visita a la escuela Nº 8
“Martín Miguel de Güemes” creada el 1 de Junio de 1905 en Cañuelas.
Actualmente desarrolla sus actividades en un terreno donado por la familia
Güemes.
En la oportunidad
se presenció la Ceremonia de Izamiento de la Bandera, con la Bandera de
Ceremonias de Salta. La Bandera Provincial fue portada por Roberto Casimiro
y escoltada por Ignacio Juárez y María C Fernández. Luego se
obsequió un cuadro con la reproducción de la imagen del Gral. Güemes
realizada por el Dr Martín Gabriel Figueroa Güemes y se dialogó
con docentes y alumnos sobre la Gesta Güemesiana. Finalmente se
presenció un recital musical (canto y danza) brindado por personal del
establecimiento e invitados.
IV. PALABRAS FINALES
En Octubre se recibió un ejemplar de las
publicaciones Flagscan Nºs 76/77 y Banderín Nºs 11/15 impresas en Toronto,
Canadá. En la portada de Flagscan se aprecia al salteño Mario Huertas con su
indumentaria gaucha portando la Bandera de la Provincia de Salta. Junto a él,
expuesto, el Poncho Salteño. En el interior de Banderín, páginas 2 y 3, hay dos
imágenes de la Bandera de Salta.
En la leyenda de la imagen de la Portada de
Flagscan dice: “La
Bandera de Salta”, lectura presentada por la Sra María Cristina Fernández con un
gaucho genuino y poncho.
La imagen fue tomada durante el 21 Congreso
Mundial de Vexilología desarrollado en Buenos Aires del 1 al 5 de agosto de
2005. En la oportunidad expuse ante tan destacado auditorio una posible
interpretación de la Bandera de Salta. Fue la primera vez que esta Bandera se
expuso ante Vexilólogos de todo el mundo a quienes admiró. La Bandera fue
fotografiada en varias oportunidades, al igual que el Poncho Provincial y los
distintos elementos constitutivos del traje de gaucho Salteño, recibiendo
innumerables elogios.
Lo acontecido en el Congreso Mundial de
Vexilología estimula a solicitar al Gobierno de la Provincia de Salta la
unificación de tan preciado símbolo ya que se aprecian distintas versiones del
mismo en las Banderas de Ceremonia y de Flameo.
Con el orgullo propio de ver la querida
Bandera recorriendo el mundo en publicaciones impresas y cibernéticas, me
despido con un afectuoso abrazo a quienes se sienten identificados con ella.
Buenos Aires, 16 de noviembre de 2005
Prof.
María Cristina Fernández
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