Boletín Güemesiano

 

     
 

Historia Argentina Próceres Argentinos Boletines de Güemes Guerra Gaucha Conquista del Desierto 25 de Mayo de 1810 9 de Julio de 1816

BOLETIN GUEMESIANO Nº 67

NOVIEMBRE DE 2005

PRESENTACION

 

En la presente edición se abordan temas interrelacionados que permiten apreciar cómo se desarrolló la lucha por la Independencia en el actual Norte Argentino. Para ello se aborda el tema Los Infernales y se transcribe parte del Capítulo XI de la Obra titulada La Gloria de Güemes, escrita por uno de sus descendientes, el Dr. Martín Gabriel Figueroa Güemes.

 

CONTENIDO

 

I.                     LOS INFERNALES DE GUEMES, por M Cristina Fernández

II.                   GUEMES GOBERNADOR, por el Dr Martín G Figueroa Güemes

III.                 AGENDA GUEMESIANA

IV.                  PALABRAS FINALES

 

 

I. LOS INFERNALES DE GUEMES

 

Cuando se nombra al Gral. Martín Güemes se asocian a su figura sucesos y nombres como el de Los Infernales. Comúnmente conocidos como Los Infernales de Güemes, este Escuadrón de Gauchos escribió gloriosas páginas en la historia argentina que varias composiciones del Cancionero Popular destacan.

 

En el Retumbo titulado Los Seguidores, José Ríos dice en una de las estrofas:

 

“Los llamaban Infernales

con sus ponchos colorados

de golpe entre los sunchales

por sus lapachos rosados

con su ponchos colorados”.

 

En la zamba “Martín Güemes” Héctor Yemmi dice:

 

“Vienen galopando por Humahuaca

pregonando la libertad

¡son los Infernales, salteños bravos,

centauros listos para guerrear...!

 

El historiador Luis Oscar Colmenares cuenta que en 1816 mientras el Congreso sesionaba en San Miguel de Tucumán, España preparaba una tremenda invasión con el objetivo de aplastar el movimiento independentista del Río de la Plata. Güemes, que gobernaba la Intendencia de Salta desde Mayo de 1815 y ejercía el cargo de Comandante General de Avanzadas que le asignara el Gral. San Martín en 1814, disponía de un ejército formado por milicias gauchas. Los gauchos no percibían sueldo, sin embargo siempre estaban prestos a defender su territorio asombrando a los realistas.

 

Cuando Güemes solicitó a Alvarez Thomas, Director Supremo de las Provincias Unidas, la creación de la División Infernal de Gauchos de Línea para que cuatrocientos milicianos pasaran a revistar como fuerza militar, le fue negado. Increíblemente el gobierno consideraba innecesaria la creación de un cuerpo de línea en Salta. Sin embargo, las milicias a las que se negaba rango militar evitaban que los ejércitos realistas alcanzaran el objetivo que las movilizaba: llegar a Buenos Aires y recuperar el poder. Pese a la negativa Los Infernales actuaron como fuerza de línea, sin registrar deserciones, humillando a los realistas en cada acción.

 

Sobre los Escuadrones Gauchos dice el Dr Félix Luna: “Las tropas de veteranos ilustres, vencedores de las fuerzas de Napoleón I en Europa, creían que poco les costaría doblegar un grupo indisciplinado de gauchos rotosos y mal armados. La visión europea y ortodoxa de lo que es un ejército eficaz subestima lo que Güemes moviliza.

 

Güemes revista con regularidad las tropas, distribuye armas de fuego y ordena simulacros de guerra. Los gauchos se han hecho diestros en el tiro del lazo a la carrera, en hacer fuego manteniéndose sobre la cabalgadura y en echar pie a tierra para maniobrar como infantería, haciendo evoluciones rápidas. Ensayan movimientos sorpresivos y correrías cruzando el bosque, armados con lanzas y carabina, acorazados en sus guardamontes de cuero, que producen un ruido atronador al sostenido azote de sus largas riendas.

 

Los gauchos de Güemes serán comparados con los mejores batallones de caballería del mundo: aunque el general salteño nunca tuvo la oportunidad de verlos en persona, logró reproducir espontáneamente la conocida habilidad de los árabes para avanzar resueltamente con tiros al aire, las típicas cargas desordenadas de los cosacos y el espíritu de los pampas, que con sus gritos y alaridos infundían temor en el enemigo”.

 

Estos y otros conceptos sintetizó el Dr León Benarós en la zamba Escuadrón de Infernales, musicalizada por Canqui Chazarreta que dice:

 

Allá van esos bravos

paisanos leales

son los gauchos de Güemes

los Infernales, los Infernales.

Chaqueta colorada

gorro de manga

boleadoras y lazos

huija a la carga!

huija a la carga!

 

Gauchos salteños sí

como no hay otro

espuelazas de fierro

bota de potro

bota de potro.

Cayéndole al invasor

al tiro habrá de salir

queriendo está toda Salta

ser libre, sino morir!

Infernales de Güemes

melena y barba

guardamonte de cuero

torazos mi alma!

torazos mi alma!

 

La Patria debe a estos Escuadrones Gauchos honor y loa por la inclaudicable defensa que hicieron del territorio, al mando del Gral. Güemes. Muchas instituciones llevan el nombre de los célebres Infernales, como es el caso del Regimiento de Caballería Ligera V “Gral. Güemes” con sede en la ciudad de Salta. Sus integrantes lucen vistosa indumentaria, engalanando con su presencia cada acto en el que participan. 

 

 

II. GÜEMES, GOBERNADOR

 

El Dr Martín Gabriel Figueroa Güemes, en su libro: La Gloria de Güemes, dice respecto a la actuación política y militar del héroe durante su gobierno:

 

“Su duro batallar le absorbió no solamente su tiempo de gobernante, sino la vida entera.

 

La tropa que tiene el gobernador Güemes –decía Belgrano en un oficio- “está desnuda, hambrienta y sin paga”. Y el mismo Güemes confesaba: Yo no tengo un peso que darles ni como proporcionarlo, porque este pueblo es un esqueleto descarnado, sin giro ni comercio.

 

Pero el gobernador salteño pudo, pese a todo, conducir la masa hambrienta a los campos de gloria, salvándola del bandidaje en que cayeron las tropas montoneras. Es que su prestigio como su ideal eran inmensos y su pueblo era el primer admirador de su heroísmo.

 

Fue el ángel tutelar en aquellas apartadas regiones de la Patria, afirma Yaben, y no exagera el juicio.

 

La bandera política de Güemes fue el orden y la libertad y si bien, como afirmó Vélez Sarsfield, se vio obligado a usar medidas desesperadas para salvar las difíciles circunstancias de su tiempo, lejos de aprovecharse de ellas, lejos de medrar donde otros lo hubieran hecho, no sólo mantuvo la limpieza acrisolada de sus actos sino que entregó su fortuna personal al servicio de la causa.

 

De su sola provincia extrajo los recursos necesarios para la guerra y por eso debió agotarla sin piedad. En la obra de Atilio Cornejo y en la de Miguel Solá figura una extensa nómina de contribuyentes en dinero y en especies, de los cuales la mayor parte jamás fueron resarcidos por el empobrecido Estado.

 

Para certificar que el sacrificio exigido a los salteños no fue obra exclusiva de Güemes y sí de todas las autoridades responsables, veamos esta comunicación del jefe civil y militar de la Provincia leída ante el Cabildo el 13 de abril de 1820, tras cinco años de permanente desgaste de la capacidad contributiva de tan sufrido pueblo. Dice así:

 

“Toda contribución forzosa conmueve la sensibilidad de mi alma. Sólo el deseo de salvar al país amagado por una fuerza imponente puede arrancar una medida tan contraria a mis sentimientos. No olvido, no olvidaré jamás los grandes sacrificios que ha prestado este virtuoso pueblo a favor de la libertad. Tampoco desconozco que éstos y sus continuadas erogaciones lo han reducido ya a una absoluta y general miseria. Vuestra Señoría toca bien de cerca estos males, no menos que el compromiso en que me hallo de llevar adelante los pasos de nuestra lucha y en ellos los de nuestra seguridad y defensa. O la Provincia sucumbe al poder tiránico o se pone diques a su ambición. Uno de los dos extremos se ha de verificar. No el primero, porque la virtud y la energía lo repugnan, lo detestan llenando de indignación a sus bravos defensores; el segundo es el norte de nuestros desvelos, pero su ejecución demanda gastos imprescindibles y debemos proporcionar arbitrios; pero no ya el de contribución forzosa, que tantas lágrimas cuesta. Entre tanto las Provincias hermanas nos presten su socorro y auxilio o nos lo nieguen, es de imperiosa necesidad arbitrar medios de sostener la guerra y subvenir a sus propios gastos. A tan santo fin invito a V. S. con toda la efusión de mi corazón, y para que él tenga el resultado que me prometo, conviene sobremanera discutir el proyecto con las corporaciones y parte más sana, juiciosa y sensata de este pueblo, de cuyas luces, acierto y tino debemos esperarlo”.

 

Este conmovido mensaje del gobernante es mucho más elocuente que la diatriba irresponsable que le atribuyó calidades de tirano. En su texto limpio y claro está patente su carácter. Gracias a Dios, estos documentos se salvaron de la premeditada destrucción en que cayeron tantos otros, para desmentir reiteradas imposturas.

 

Fácil es intuir la resistencia sorda del contribuyente y la tan desesperada cuanto impotente negativa de los patriotas tibios a entregar sus últimos recursos. Pero la Patria era primero y bien sabía Güemes el precio que debía pagar su generación combatiente para asegurar el destino de los argentinos del futuro. Conocía perfectamente la aversión que suscitaba con sus medidas compulsivas de gobierno, pero a la conveniencia de su crédito anteponía la limpieza de su honor y el imperativo del deber.

 

La historia que se construye con documentos y tradiciones no debe ignorar los juicios valorativos de quienes tuvieron sobrada autoridad para emitirlos. Tal entre ellos el de Mariano Zorreguieta, salteño casi contemporáneo del prócer, en cuya obra, impresa cincuenta años después del fallecimiento de Güemes, en la página 126 podemos leer:

 

“Varias veces he oído criticar la marcha de Güemes, tachado de cruel en la imposición de contribuciones y de absoluto en su gobierno. Todos los documentos que he tenido a la vista y otros que he transcripto me han demostrado lo contrario: es positivo que Güemes apuró al pueblo de Salta, para sostener sus fuerzas que consistían en las que guarnecían la ciudad y en las de vanguardia que tenía en Humahuaca y otros puntos convenientes. Conocedor de que todo sería ruina si el enemigo se apoderaba de la plaza de Salta no trepidó en preferir que antes que la Provincia concurriese con todos sus recursos a la eficaz y tenaz defensa que oponía. Cualquier otro jefe se hubiera arredrado de empresa tan costosa y tan imposible de llevar a buen término, más Güemes, sin recursos, sin fuerzas suficientes, sin armas, sin municiones, careciendo completamente de los elementos indispensables, no digo para sostener un ejército en armas por largos años, pero ni otra pequeña fuerza; nada abatió su ardiente patriotismo, millones de inconvenientes superó con alma esforzada. La Provincia de Salta, sola, abandonada, y en situación tan triste, la sostuvo Güemes contra todos los embates de un ejército aguerrido y numeroso. Güemes era idolatrado por sus soldados y supo encarnar en ellos el odio a los tiranos y el amor a la Patria; a esto se debió sin duda el poder sostenerse tanto tiempo en el gobierno y en el ejército.

 

Güemes se encontraba en la alternativa de defender a la Provincia o de entregarla al enemigo para que las desbastase y que, una vez posesionado de ella, peligraran las demás de la Unión, se entronizara el enemigo y retardara asegurar nuestra independencia. Güemes fue un caudillo se ha dicho ¡ingratos! Sí, fue un caudillo que sostuvo la mejor causa. Fue un caudillo que nos dio Patria y libertad que nos dio honor y gloria. Desde que cayó ¿qué fue de la Provincia de Salta? El enemigo se apoderó de ella y la redujo a escombros, después se envolvió en una completa anarquía”.

 

Como se aprecia, la etapa durante la cual gobernó la Intendencia de Salta el General Güemes fue compleja y le obligó a tomar medidas socio económicas con profunda congoja. Esas medidas generaron gran descontento, rencor y enemistades que se aliaron para eliminar a Güemes, logrando su finalidad en Junio de 1821.

 

III. AGENDA GUEMESIANA OCTUBRE DE 2005

 

07/10/05:       Presentación de una Nota de Adhesión de la Delegación Buenos     Aires del Instituto Güemesiano de Salta al Proyecto de       Repatriación de los Restos del Marqués de Yavi. Dicho Proyecto        fue elevado por el Senador Jujeño Gerardo Morales.

 

05/10/05:       Visita a la escuela Nº 8 “Martín Miguel de Güemes” creada el 1 de    Junio de 1905 en Cañuelas. Actualmente desarrolla sus     actividades en un terreno donado por la familia Güemes.

                        En la   oportunidad se presenció la Ceremonia de Izamiento de la     Bandera, con la Bandera de Ceremonias de Salta. La Bandera      Provincial fue portada por Roberto Casimiro y escoltada por             Ignacio Juárez y María C Fernández.  Luego se obsequió un cuadro con la reproducción de             la imagen del Gral. Güemes           realizada por el Dr Martín Gabriel Figueroa Güemes y se dialogó           con docentes y alumnos sobre la Gesta Güemesiana. Finalmente     se presenció un recital musical (canto y danza) brindado por       personal del establecimiento e invitados.

                         

 

IV. PALABRAS FINALES

 

En Octubre se recibió un ejemplar de las publicaciones Flagscan Nºs 76/77 y Banderín Nºs 11/15 impresas en Toronto, Canadá. En la portada de Flagscan se aprecia al salteño Mario Huertas con su indumentaria gaucha portando la Bandera de la Provincia de Salta. Junto a él, expuesto, el Poncho Salteño. En el interior de Banderín, páginas 2 y 3, hay dos imágenes de la Bandera de Salta.

 

En la leyenda de la imagen de la Portada de Flagscan dice: La Bandera de Salta”, lectura presentada por la Sra María Cristina Fernández con un gaucho genuino y poncho.

 

La imagen fue tomada durante el 21 Congreso Mundial de Vexilología desarrollado en Buenos Aires del 1 al 5 de agosto de 2005. En la oportunidad expuse ante tan destacado auditorio una posible interpretación de la Bandera de Salta. Fue la primera vez que esta Bandera se expuso ante Vexilólogos de todo el mundo a quienes admiró. La Bandera fue fotografiada en varias oportunidades, al igual que el Poncho Provincial y los distintos elementos constitutivos del traje de gaucho Salteño, recibiendo innumerables elogios. 

Lo acontecido en el Congreso Mundial de Vexilología estimula a solicitar al Gobierno de la Provincia de Salta la unificación de tan preciado símbolo ya que se aprecian distintas versiones del mismo en las Banderas de Ceremonia y de Flameo. 

Con el orgullo propio de ver la querida Bandera recorriendo el mundo en publicaciones impresas y cibernéticas, me despido con un afectuoso abrazo a quienes se sienten identificados con ella.

 

Buenos Aires, 16 de noviembre de 2005

 

 

Prof. María Cristina Fernández

[email protected]

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