Los Efectos Nocivos Sobre la Naturaleza:Accion del Hombre y el Clima

Los Efectos Nocivos sobre la Naturaleza : Accion del Hombre Sobre el Clima


Efecto Invernadero
Los efectos nocivos sobre la naturaleza Accion del hombre sobre el clima
Agujero Ozono
Los efectos nocivos sobre la naturaleza Accion del hombre sobre el clima
Lluvia Ácida

Muchos de los problemas ambientales que azotan a la sociedad moderna son el resultado de la interferencia humana en la forma como funcionan los ecosistemas.

Los primeros habitantes humanos del planeta se mantuvieron con la energía que fluía del Sol y producían desechos que regresaban fácilmente a los ciclos de los nutrimentos.

Sin embargo, conforme aumentó la población y la tecnología, el ser humano comenzó a actuar con mayor independencia de estos procesos naturales.

Hemos extraído de la tierra sustancias como plomo, arsénico, cadmio, mercurio, petróleo, uranio, que son extrañas a los ecosistemas naturales y tóxicas para muchos de los organismos en ellos.

En las fábricas se sintetizan sustancias que antes nunca se encontraban en la tierra: plaguicidas, solventes y una gran variedad de otras sustancias químicas industriales dañinas para muchas formas de vida.

La revolución industrial, que empezó a mediados del siglo XIX, dio como resultado un aumento tremendo del uso de energía producida por combustibles fósiles —en lugar de luz solar— para conseguir calor, luz, transporte, industria e incluso en la agricultura.

El hombre como transformador de la naturaleza

El hombre no sólo es miembro Integrante de la naturaleza, también se encuentra, en cierto sentido, por encima de ella.

No es que sea su amo: ¡sería mucho decir! ¡Pero es su transformador!.

Tan pronto el hombre primitivo pasó de la mera recolección de los productos de la naturaleza virgen y de la caza de animales salvajes al cultivo de ciertas plantas y a la cría de animales, se inició su intervención transformadora sobre la naturaleza.

Se roturaron, entonces, o se destruyeron por el fuego, los montes, se regularon las aguas, se fundaron poblados cercanos en número creciente, se abrieron caminos.

A medida que aumentan en cantidad, los hombres necesitan mayor superficie para sus cultivos: el paisaje natural se transforma en paisaje civilizado y, entre nosotros, ¡en estepa civilizada!

El bosque desaparece progresivamente, las turberas se hacen laborables; en su lugar aparecen tierras de labranza, prados y campos de pastoreo.

En la actualidad sólo el 27% de la superficie de Alemania está cubierta de bosques en lugar del 60 al 75% de otros tiempos.

Se prescribe al río por donde debe correr, al lago hasta qué altura debe crecer.

Las poblaciones van creciendo, se transforman en ciudades y aun en grandes ciudades; como consecuencia, la red de comunicaciones se hace más ceñida e invade una superficie cada vez mayor.

Y además hay que eliminar los desechos de las grandes aglomeraciones humanas que contaminan las corrientes de agua.

La provisión de agua potable debe obtenerse directamente de las grandes reservas de las capas subterráneas; esto y el arrastre, cada vez más rápido, del sedimento en los cursos de agua rectificados, bajan el nivel de las aguas.

La tierra se deseca; Europa se convierte en una estepa; se construyen Instalaciones de riego artificial.

Se intenta prevenir el peligro de un descenso demasiado grande de las aguas provocado por aquellas mismas alteraciones o, como se dice, mejoramientos  y la contaminación demasiado intensa de los cursos de agua, sobre todo en las regiones industriales, por medio de la construcción de inmensos embalses.

Así nacen presas y lagos en lugares originariamente sólo surcados por arroyos y ríos.

Canteras y yacimientos de carbón excavan profundas heridas en la superficie de la tierra; en el interior de ella, las cavidades de las minas adquieren una extensión gigantesca, y la ganga de los minerales forma en las laderas montañas.

Los establecimientos de la gran industria con sus chimeneas humeantes nublan el cielo de regiones enteras, y donde antes cubrían el paisaje verdegueantes bosques, hoy lo reviste una red de hilos eléctricos.

Vida y Mundo Circundante, August F. Thienemann. EUDEBA

Actualmente sabemos que la naturaleza es finita en sus recursos y que hemos llegado cerca de sus límites por las modificaciones descontroladas de los ambientes, alejándonos del equilibrio natural hacia un punto sin retorno, generando una maraña de problemas relacionados con la energía y el alimento.

El hombre debe reflexionar antes de actuar sobre la naturaleza, para no seguir produciendo desequilibrios que la perjudiquen y comprometan los recursos naturales indispensables, y a la vez su bienestar y supervivencia, a tal punto que su existencia sea sobrevivir en un planeta hostil fabricado por él.

• ►Lo múltiple y lo único

El estudio de la ecología nos enseña la interdependencia de todas las partes del planeta Tierra en relación sistémica: el sustrato geofísico, la atmósfera y el clima, las plantas y los animales.

También es evidente que la Tierra depende del Sol como fuente de energía y de la Luna para sus mareas: el sistema es abierto y forma parte del Cosmos.

Debido a esta interdependencia total de toda la miríada de componentes de un todo, no es arbitrario comparar la totalidad del sistema mundial con un organismo individual.

Aceptamos la naturaleza sistémica de un individuo porque sabemos que existe una interdependencia evidente de los distintos órganos.

Si vemos a todo el planeta de esta manera, vacilaremos antes de efectuar cambios importantes y fundamentales en componentes determinados rápidamente y sin pensarlo....

.....Por esta razón ya no es una misteriosa paradoja ver a la naturaleza, a la vez, como lo múltiple y lo único.

Los componentes del mundo natural son innumerables, pero constituyen un único sistema vivo.

No hay escapatoria para nuestra interdependencia con la naturaleza; estamos entretejidos en la urdimbre más estrecha con la Tierra, el mar, el aire, las estaciones, los animales y todos los frutos de ella.

Lo que afecta a uno afecta a todos; somos parte de un todo mayor: el cuerpo del planeta.

Debemos respetar y amar su expresión múltiple si queremos sobrevivir.

Ecología humana: "El ecosistema humano"
Pasado, presente y futuro
Autor: Bernard Campbell
Biblioteca Científica Salvat (1985)

Fuente Consultada:
Educación Para La Salud Liserre de Telechea - Cazado


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