Nasrallah, el lider de Hezbollah Perfil del Ideologo Islamico

Nasrallah, el Líder de Hezbollah

Hasan Nasrallah está exactamente en donde siempre quiso estar. ‘Desde los 9 años tengo planes para lo que comenzaría a hacer hoy» me confesó el líder de Hezbollah sobre su búsqueda de liderazgo cuando le visité hace no mucho tiempo en los barrios bajos del sur de Beirut.

“Cuando tenía 10 u 11 años, mi abuela usaba un pañuelo largo. Era negro y muy largo. Yo lo usaba alrededor de mí cabeza y le decía a todo el mundo que era un clérigo y que debían rezar detrás de mí”.

Nasrallah es un hombre de Dios, de las armas y del gobierno, una suerte de cruza entre el ayatolá Komeini y el che Guevara, un populista islámico así como un carismático táctico guerrillero.

El pañuelo negro en la cabeza —que significa que desciende del profeta Mahoma— se convirtió hoy en su sello distintivo y es el político más conocido del Líbano. Frases extraídas de sus discursos se convirtieron en los ring tones más populares de los celulares y su rostro es un popular fondo de pantalla de las computadoras. Su imagen está presente en afiches, llaveros y hasta tarjetas telefónicas. Hay taxistas que manejan escuchando sus discursos, en lugar de música.

A los 46 años, Nasrallah es también el líder más controvertido del mundo árabe, que figura en el eje del nuevo y más cruento enfrentamiento entre Israel y sus vecinos en un cuarto de siglo. Aún así, Nasrallah no es el prototipo del militante. Su carrera cruzó la compleja línea entre el extremista islámico y el político secular. “Es el Líder más astuto del mundo árabe, y el más peligroso" me dijo hace días el embajador israelí en EE.UU., Daniel Ayalon.

Hasta este brote de violencia m la frontera libanesa —las acciones de guerra en la frontera más graves que haya perpetrado Israel desde su invasión al Líbano en 1982—, Nasrallah desempeñó con éxito ambos roles.

Como ardiente populista, me exaltó en una oportunidad las virtudes de la democracia y luego argumentó que sólo los atacantes suicidas son los que pueden garantizar esa democracia. “Mientras haya combatientes que estén dispuestos a martirizarse, este país podrá mantenerse seguro se jactó en un discurso que pronunció este año. Hoy, sin embargo, el hombre que ayudó a crear Hezbollah tendrá finalmente que hacer una elección.

Cuando nos reunimos en su oficina, antes de esta nueva batalla con Israel, Nasrallah aseguraba que el futuro de Hezbollaz era un pacífico activismo político

“Tenemos ministros, parlamentarios, consejeros municipales, sindicalistas y grupos de empresas” se jactó mientras hablábamos en su cuartel centra (ahora bombardeado). “Si mantuvimos nuestras armas hasta Hezbollah ayuda a cerca de 250 mil libaneses y es el segundo proveedor de empleos del país ahora, se debe al hecho de que la necesidad que teníamos de ellas sigue vigente, a raíz de las constantes amenazas israelíes contra el Líbano.

Hoy somos un partido político hecho y derecho, independientemente de si continuamos con la resistencia o la detenemos “Las afueras de Beirut son conocidas como la “dahiya”, que en árabe quiere decir “suburbios”. A la zona se la conoce también como ese denso y pobre laberinto de villas miserias que también son tierra del Hezbollah. Su sucios callejones están llenos de humildes casitas de cemento.

Masas entrecruzadas de cables pasan de un edificio al otro. Son conexiones telefónicas, eléctricas o de TV por cable, ilegales todas. Mientras que en el centro de Beirut las luces brillan con fuerza, en la dahiya suele haber oscuridad porque el servicio eléctrico no funciona las 24 horas del día.

El Hezbollah se ha convertido en toda una empresa dentro de la dahiya, superando al Estado. Maneja un hospital así como escuelas, farmacias de descuento, almacenes y un orfelinato. Tiene un servicio de recolección de basura y hasta un programa de re construcción de viviendas dañadas durante la invasión israelí.

Apoya económicamente también a los familiares de los jóvenes que manda morir. Ayuda en total a cerca de 250 mil libaneses y es el segundo proveedor de empleos del país.

En la dahiya, Nasrallah es todo un icono, famoso por su oratoria y venerado como campeón de la minoría chiíta del Libano.

Nacido en un suburbio cristiano de Beirut en 1960, y el primero de nueve hijos, Nasrallah recién se sumó al Hezbollah después de la invasión israelí. Entrenado en el islam en los mejores seminarios de Irak e Irán, se convirtió en uno de los primeros líderes de los nuevos campos de entrenamiento de Irán.

“Por entonces, tenía 22 años” me confesó Nasrallah. “Solíamos discutir varios temas entre nosotros. Discutíamos por ejemplo cómo debíamos hacer para terminar con la ocupación israelí en nuestro país. Nos dimos cuenta lo que estaba pasando en Palestina, Cisjordania, la franja de Gaza, Golán y el Sinaí. Llegamos a la conclusión de que no podíamos confiar en los estados de la Liga Arabe ni en la ONU. La única forma que teníamos era la de tomar las armas y combatir a fuerzas de ocupación».

Con una fuerza de entre 600 y 1.000 hombres, además de miles de refuerzos que están dispuestos a martirizarse, Nasrallah logró lo que decenas de miles e los ejércitos de Egipto, Siria y Jordania no pudieron hacer en medio siglo —obligar a Israel a retirarse—. Hoy, el suyo es el último ejército privado del Líbano.

Nasrallah se convirtió en secretario general del movimiento e 1992, a los 32 años, luego que helicópteros artillados israelíes asesinaran a su predecesor. Su primera decisión importante fue modificar a un movimiento conocido por sus espectaculares acciones terroristas contra EE.UU. ,Francia e Israel y hacerlo ingresar en la política y postular candidatos para el Parlamento.

De todos modos, los cambio del Hezbollah bajo la conducción de Nasrallah no deben confundirse con la moderación. Cuando concluyó en 1990 la guerra civil en el Líbano, Hezbollah se vio obligado a participar en el sistema político —o verse enfrentado la pérdida de las armas que le habían dado poder-.

Hoy. Hezbollah tiene 14 bancas en el Parlamento —uno de’los bloques más grandes— y en 2000 se incorporó al gobierno. El Hezbollah fue el primero en desplegar atacantes suicidas islámicos en los tiempos modernos. Fue también el primero en perpetrar ataques múltiples de forma simultánea. Tanto Al Qaeda como Hamas y los insurgentes iraquíes (movimiento sunnitas todos ellos) copiaron sus tácticas.


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