La Lucha Politica del Proletariado Contra El Poder de la Burguesia

La Lucha Politica del Proletariado Contra El Poder de la Burguesia

• Las Fuerzas de la Revolución

En la actualidad las relaciones de producción dominantes en escara mundial son las capitalistas en su fase imperialista.

De lo que se deduce que los polos antagónicos de nuestra época están representados por la burguesía y el proletariado internacionales.

Pero la contradicción entre el proletariado y la burguesía nunca se da en estado puro, sino combinada con otras relaciones de producción.

En los países capitalistas desarrollados la contradicción que se puede jerarquizar como la principal en su fase histórica revolucionaria actual es la de burguesía-proletariado.

En los países coloniales, semicoloniales, dependientes, la dominancia de las relaciones de producción capitalistas se da principalmente a través de la presencia del imperialismo, lo que combinado con relaciones de producción que son resabios de formaciones sociales anteriores (cierto tipo de arrendamiento de la tierra, artesanos, etc.) y productos originales de esta época (capas medias numerosas, etc.) hacen que la contradicción burguesía-proletariado se articule con otras de tal manera que se crean dos grandes bloques de clases y capas que se constituyen en los polos centrales de la contradicción principal de su fase revolucionaria histórica.

Marx y Engel fundadores del socialismo

La Lucha Politica y Militar La Teoria Marxista Lucha de Clases

Por un lado el campo de las clases dominantes hegemonizadas por el Imperialismo, por él otro, el de los sectores populares en el que debe ganar la hegemonía el proletariado.

Así, es necesario distinguir dentro del campo popular:

1) las fuerzas motrices de la revolución, que están constituidas por los grupos sociales que participan en forma activa del proceso revolucionario:

2) la fuerza principal que está constituida por la clase social que representa la fuerza motriz más numerosa:

3) la fuerza dirigente que está constituida por la clase social que dirige el proceso revolucionario, aunque a veces no sea la más numerosa, como el el caso de la Revolución China, en la cual la fuerza dirigente es el proletariado a través del Partido Comunista Chino y su fuerza principal el campesinado.

El sistema capitalista mundial jerarquiza al proletariado industrial como el sector social globalmente antagónico a toda la sociedad y capaz de encabezar un bloque de capas y clases populares aijadas en cada fase revolucionaria, así como garantizar, una vez resuelta la contradicción principal de la misma la construcción ininterrumpida del socialismo y el comunismo, a través de la justa resolución de las contradicciones en el seno del pueblo.

• El Poder y la Violencia

El problema del poder es el decisivo de la revolución.

Los medios de ejercicio de la dictadura de las clases dominantes suponen la combinación de la represión física y la integración política e ideológica al sistema de los sectores explotados.

Frente a estos instrumentos de dominio el proletariado lleva la lucha de clases en tres frentes fundamentales: el económico reivindicativo, el ideológico y el político.

El centro de gravedad de su acción por el poder se va a constituir en la lucha política revolucionaria.

Cada situación concreta exige formas de lucha específicas, orientadas a facilitar la máxima movilización de las fuerzas revolucionarias, a debilitar la posible hegemonía del enemigo, a precipitar su “crisis orgánica”, a obtener, en definitiva, un cambio favorable en la relación de fuerzas con vistas al poder.

La respuesta revolucionaria a los medios de dominio de las clases que detentan el poder supone una compleja articulación entre la lucha política y su continuación bajo la forma del enfrentamiento armado.

La relación mutua entre ambos elementos está regulada por el concepto central del Materialismo Histórico que plantea que las formas de lucha son instrumentos de la lucha de clases y no fines en sí mismo.

El enfrentamiento es siempre entre fuerzas sociales y su relación de fuerzas tiene su centro de definición en la fuerza propia cohesionada y organizada con que cuenta cada clase.

El protagonismo del proletariado es el elemento decisivo del polo revolucionario de la contradicción principal.

Retomemos los momentos centrales de la dinámica de la formación social que hemos analizado:

a) fase de correspondencia entre Las fuerzas productivas y las relaciones de producción;

b) fase de no correspondencia y de debilitamiento de la hegemonía de las clases dominantes;

c) fase de agudización de la no correspondencia y de “crisis orgánica”;

d) fase de “situación revolucionaria”;

e) fase de “situación revolucionaria directa” y toma del poder revolucionario.

El movimiento general nos indica que la lucha política y la militar se dan simultáneamente siempre.

Al comienzo la acción política general (debilitamiento de la hegemonía de las clases dominantes y formación de una fuerza propia revolucionaría) es esencial y su forma específica armada queda en un segundo plano (autodefensa de las luchas, propaganda armada, etc.).

Su evolución progresiva las lleva a equilibrar su importancia hasta desembocar por fin en una una etapa en que la lucha armada ocupa el primer lugar, hasta dominar totalmente la escena de la lucha de clases.

El enfrentamiento directo y total con el poder militar de la burguesía, para los marxistas, se desata, entonces, sobre la base de contar con una relación de fuerzas políticas propicias.

Frente a la realidad de que las clases dominantes no renuncian nunca pacíficamente a su poder y perfeccionan sus aparatos represivos para el enfrentamiento de clase.

El único terreno en el que se les puede enfrentar con éxito es el de las luchas de masas que asuma las formas de lucha y la combinación entre ellas correspondientes a cada etapa del proceso.

Lo que supone respetar las leyes específicas de la lucha revolucionaria política y militar según las particularidades de cada país.

Esta concepción se desarrolló históricamente enfrentando a las líneas políticas que postulaban la posibilidad de un tránsito al socialismo por la vía electoral parlamentaria, desarmando política, ideológica y militarmente al proletariado frente al poder burgués.

También, pero en otro plano, combatió ideológica y políticamente a todas las concepciones que, partiendo de la afirmación justa de que sin enfrentamientos armados con el poder dominante no hay posibilidad de cambios revolucionarios, autonomizaban el enfrentamiento armado directo con el aparato represivo del Estado y otras instancias del sistema, respecto de la lucha de masas (terrorismo; etc.).

De lo que resultaba el aislamiento político y militar de quienes incurrían en este error y la condena a la lucha espontánea de la clase obrera; con la consiguiente posibilidad de reforzamiento indirecto de la influencia ideológica y política burguesa sobre ella.

Bajo la dirección del partido revolucionario del proletariado se deberá formar, para los clásicos del marxismo, el ejército popular revolucionario basado en las milicias obreras y populares.

Las características de clase, la composición social, su situación geográfica, etc., harán que en cada país la lucha armada asuma formas específicas (insurrección, guerra popular prolongada, etc.).

Por otra parte, el protagonismo de las fuerzas obreras y populares, además de ser exigido para el enfrentamiento con el poder dominante, es condición de posibilidad para la construcción de la nueva sociedad, en la medida en que en el seno de los órganos de lucha de las masas es donde se incuban los órganos de poder popular y de gestión directa de la clase obrera, sin los cuales es inconcebible la superación del capitalismo

• El Poder Socialista

La toma del poder revolucionario supone la destrucción del instrumento de dominación principal de la burguesía: el Estado.

Y su reemplazo por órganos de poder popular que garanticen una nueva y superior forma de democracia de las masas y la derrota de la resistencia de las clases anteriormente dominantes (Soviets en la Unión Soviética de Lenín, Comunas en la China Popular).

Lo que supone el ejercicio de la “dictadura del proletariado”, garantía de efectivización del tránsito hacia una sociedad sin clases.

La revolución interrumpida de todos los niveles de la sociedad, la liquidación de toda explotación de clase, de toda desigualdad social, etc., desembocan en la sociedad comunista, regida por el principio de: "de cada cual según su capacidad; a cada cual según su necesidad”.

Con la desaparición histórica de las clases a nivel económico que supone el comunismo se debe producir la extinción del Estado socialista y de todas las instancias políticas y militares: el logro del más pleno autogobierno de los trabajadores.

Pero, así como el capitalismo universalizó sus relaciones sociales en todo el mundo y por lo tanto el proletariado y sus luchas asumieron caracteres internacionales, la liquidación de las clases y sus instituciones e ideologías no puede lograrse en el plano nacional local por separado , sino solo mundial.

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