MARQUES DE SADE - AGUDEZA GASCONA
Un oficial gascón había recibido de Luis XIV una gratificación de ciento
cincuenta doblones y, recibo en mano, entra sin hacerse anunciar en casa del
señor Colbert, que estaba sentado a la mesa con varios caballeros
Señores, ¿cuál de vosotros pregunta con un acento que delataba su patria, quien,
os lo ruego, es el señor Colbert?
Yo, señor -le responde el ministro-. ¿En que puedo serviros?
-Una fruslería, señor. Se trata tan sólo de una gratificación de ciento
cincuenta doblones que es preciso que me descontéis en seguida.
- El señor Colbert, que se da perfecta cuenta de que el personaje se prestaba a
la burla, le pide permiso para acabar de cenar y, para que no se impaciente, le
ruega que se siente a la mesa con él.
- Con mucho gusto -contestó el gascón-, excelente idea, pues no he cenado
todavía.
Terminada la comida, el ministro, que ha tenido tiempo de prevenir al encargado
mayor, dice al oficial que ya puede subir al despacho, que su dinero le espera;
el gascón sube.. pero no le entregan más que cien doblones.
- ¿Queréis bromear, señor? -dice al funcionario-. ¿O no véis que mi orden dice
ciento cincuenta?
- Señor -le contesta el escribiente-, veo perfectamente vuestra orden, pero os
descuento cincuenta doblones por la cena.
-¡Pardiez, cincuenta doblones! Si en mi posada me cuesta sólo diez sueldos!
-Os creo, pero allí no tenéis el honor de cenar con un ministro.
- Perfectamente -replica el gascón- en eso caso, señor, guardároslo todo; mañana
traeré a uno de mis amigos y estamos en paz.
La respuesta y la broma que le había provocado hicieron reír durante un rato a
la corte; se añadieron los cincuenta doblones a la gratificación del gascón, que
regresó triunfalmente a su tierra, hizo el elogio de las cenas del señor
Colbert, de Versalles y de cómo era allí recompensado el ingenio del Garona.