Se calcula que en todo el mundo
se obliga anualmente a más de un millón de niños a prostituirse, se les compra y
vende con fines sexuales o se les emplea en la industria de la pornografía
infantil. Es una industria multimillonaria donde los niños ingresan por la
fuerza o mediante engaños, se les priva de sus derechos, de su dignidad y de su
infancia. La explotación sexual comercial condena a los niños a una de las
formas más peligrosas de trabajo infantil, amenaza su salud mental y física, y
atenta contra todos los aspectos de su desarrollo.
Cuando un individuo
busca mantener relaciones sexuales con niños o niñas y no quiere correr el
riesgo de ser denunciado, tiene una segunda opción: acudir a la prostitución de
menores. Si es que dispone de dinero suficiente como para permitírselo.
Por otro
lado, se encontrará con la dificultad de encontrar un individuo o club que se lo
facilite, pues la prostitución infantil se esconde mucho más que la prostitución
de adultos. Pero una vez salvados estos dos obstáculos, cualquier individuo
puede convertir en realidad sus fantasías con una niña o un niño, esclavizado y
obligado a ser un objeto para el uso sexual.
Dicha prostitución nunca es
voluntaria y va acompañada del miedo, al hambre, las drogas y multitud de
circunstancias más, que pueden convertir la existencia tanto de un menor como de
un adulto en un auténtico infierno que siempre sobrepasará nuestra imaginación.
Un coordinador internacional de la UNESCO para la
lucha contra el comercio sexual y la infección por VIH y el SIDA, informa que
comparado con hace 10 años, el tráfico sexual de menores ha empeorado en
Camboya, aunque también hay algunos lugares, como Tailandia, donde la situación
ha mejorado". Al tratarse de una actividad clandestina no se sabe con exactitud
cuantos niños son víctimas de esta perversidad, pero se estima que en Asia hay
1.000.000 de menores bajo este comercio sexual.
Hay tres factores que han contribuido a esta
situación:
• Mayor demanda por
parte de los hombres asiáticos. "Desean tener relaciones
sexuales con niños vírgenes y, por ende, no infectados con VIH",
señala Somaly Mam, fundadora de AFESIP, una institución con sede en
Phnom Penh que rescata de la esclavitud sexual a chicas menores de
edad. |
• Indiferencia de
los legisladores y los cuerpos policiales. En la mayoría de los
países asiáticos es delito tener relaciones sexuales con un menor de
16 años o prostituir a un menor de 18. |
• Corrupción
generalizada. Los delincuentes que trafican con menores sobornan
sistemáticamente a policías, jueces y legisladores. Los capos del
tráfico sexual pagan a los policías más que el gobierno. |
Por ejemplo en Camboya, los tribunales son sumamente corruptos.
Si el infractor es extranjero, por regla general basta que le pague 10.000
dólares al juez para quedar absuelto de la acusación, mientras que los
pedófilos del país se libran de la cárcel con sólo 200 o 300 dólares.
Algunas familias de víctimas, para retirar la denuncia, se conforman con que
el transgresor les pague 50 dólares.
También se repite esta situación en Tailandia, Laos, India y Filipinas, que
se consideran paraísos de pedófilos, y la forma de operar de esta
lacra humana es:
a) La captación y el
rapto.- ¿De dónde salen las niñas y niños explotados en la prostitución?
Fundamentalmente se obtienen de: los cinturones periféricos y las zonas
marginales de las grandes ciudades; o de los menores escapados de sus casas.
En los cinturones
industriales de las grandes ciudades es donde suelen trabajar las alcahuetas
dedicadas a localizar posibles víctimas. Normalmente se trata de prostitutas o
exprostitutas que con frecuencia dependen de una dosis de heroína. Se aprovechan
de las privaciones económicas de las menores y les ofrecen algún trabajo o ayuda
económica, normalmente a través de un bar, un espectáculo o un grupo de baile.
Una vez que logran ganarse su confianza, les llevan a un establecimiento de la
red donde caen en manos del proxeneta.
b) La retención y el
secuestro. Las organizaciones de prostitución utilizan pisos y clubes de alterne
para retener a los menores. Una vez que han caído en uno de ellos comienza el
verdadero calvario. Las niñas son encerradas, golpeadas y violadas por sus
proxenetas durante varios días. De esta forma ninguna de ellas será virgen y
habrá tenido varias experiencias antes de recibir a su primer cliente, a no ser
que alguno de éstos esté interesado en una niña virgen. Por otro lado las
palizas y amenazas aseguran el silencio de las menores, muchas veces aun después
de ser detenidos sus proxenetas. En ningún momento dejan de ser vigiladas y no
pueden salir a la calle. Normalmente son obligadas a drogarse con cocaína para
aumentar su rendimiento o con heroína para doblegarlas, convertirlas en
drogadictas y hacerlas así dependientes del proxeneta-camello.
c) Desenlace. Los
menores que caen en manos de estas redes tienen pocas posibilidades de escapar.
Si no son liberados por la policía pueden terminar siendo vendidos en el
extranjero y no regresar jamás. Pueden ser asesinados cuando ya no sirvan o caer
por una sobredosis.
Pueden convertirse en drogadictos o simplemente no volver a
recuperar su estado emocional normal. Un adolescente de 15 años que ha pasado
por esto tiene muchas probabilidades de no recuperarse nunca totalmente de los
traumas psíquicos y físicos sufridos a una edad en la que el ser humano es
tremendamente vulnerable mientras intenta moldear su personalidad.
EN LA INDIA, donde a
las hijas suele considerárselas una carga para la familia, el Departamento de
Estado norteamericano calcula que hasta 500.000 menores de 16 años son objeto de
explotación sexual.
"Engañan a los padres para que entreguen a sus
hijas a los traficantes. Los tíos y hermanos las venden", explica Roma Debabrata,
quien rescata a menores afectados en Nueva Delhi mediante la ONG STOP
Trafficking and Oppression of Children and Women. "La situación está fuera de
control".
Según la Comisión Nacional de los Derechos Humanos
de la India, con sede en Nueva Delhi, los pederastas corren poco riesgo de
detención: "Las leyes deficientes, su mala aplicación, las penas ineficaces y
el riesgo mínimo de ser procesado, todo ello contribuye a perpetuar el tráfico".
Tailandia es un país de paso en el tráfico sexual
infantil, es por allí como las mafias chinas ligadas a Malasia y Singapur, por
ejemplo, exportan jovencitas de los países más pobres de la región del río
Mekong a sus vecinos más ricos, según él y otros defensores de los derechos de
los niños.
En el norte de Tailandia, Sompop Jantraka ha
demostrado cómo pueden las sociedades proteger a sus menores de edad, a través
de su fundación Mekong Youth Net, un programa de adiestramiento de un año
para concientizar a jóvenes de diversos países de la zona de las consecuencias
del comercio sexual.
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Fuente Consultada: Nota basada en
un artículo de Revista Selecciones Enero 2008 |