SUCESOS EN POTOSÍ EN 1810, Independencia

Boletín Güemesiano

SUCESOS EN POTOSI EN 1810 Guerras de la Independencia Argentina

 

 

 

 

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25 de Mayo de 1810

9 de Julio de 1816


 

BOLETIN GUEMESIANO Nº 127

NOVIEMBRE DE 2010

PRESENTACION

 

El 7 de Noviembre de 2010 se conmemoró el Bicentenario de la Batalla de Suipacha. Con tal motivo y debido a su trascendencia, se dedica la presente edición a los principales sucesos registrados, siguiendo el relato de tres historiadores bolivianos: Carmela Cazón Segovia; Edgar Murillo Huarachi y Walter Zavala Ayllon. Luego se describe el homenaje al Grl. Güemes realizado la tarde del 12 de Agosto en el Río de la Plata, finalizando con la Agenda Güemesiana.

CONTENIDO

 

I.       LA BATALLA DE SUIPACHA, por Carmela Cazón Segovia.

II.      RESULTADOS, por el Prof. Edgar Murillo Huarachi

III.    PREMIO DE UN ESCUDO A LOS VENCEDORES, por Edgar Murillo Huarachi

IV.    SUCESOS ACAECIDOS EN POTOSI EN 1810, por Walter Zavala Ayllon.

V.     LAURELES EN EL RIO DE LA PLATA, por María Cristina Fernández

VI.    AGENDA GUEMESIANA OCTUBRE DE 2010

VII.  PALABRAS FINALES

DESARROLLO

 

I.             LA BATALLA DE SUIPACHA

 

Carmela Cazón Segovia en “Chichas, oro y sangre de la Independencia”, expresa: “Repelido en Cotagaita, el ejército patriota, con Balcarce, Güemes, Díaz Vélez y otros a la cabeza, retroceden hasta el vallecito de Cazón, librando las escaramuzas en forma de guerra de guerrillas que se prolongan hasta el 31 de octubre, a partir de lo cual, los patriotas continúan retrocediendo pero estratégicamente separados en dos bandos: uno que resguarda la hostilización enemiga y otro que se encarga de buscar refuerzos en el paisanaje de la comarca.

 

Mientras Güemes retrocede en línea directa, el Grl. Balcarce busca refuerzos bajando por el valle a Tupiza. Al llegar a la ciudad ya está resguardada por la vanguardia de Córdoba, que obliga a Balcarce a salir violentamente de Tupiza rumbo a Suipacha.

 

La paisanada chicheña, al ímpetu de Pedro Arraya y otros jóvenes reaccionarios, forma un contingente patriota de más de un centenar de briosos soldados, bien dotados de armas y cabalgaduras, que vistiendo regio uniforme de mezclilla, sombrero alón, polainas y poncho colorado a la usanza criolla, acuden a Suipacha a unirse al Ejército Auxiliar en el combate contra el Grl. Córdoba, ejército vivo del colonialismo español.

 

Los patriotas llegan a Suipacha, vadean el río, se ubican a la margen derecha, justo enfrente al sur de Suipacha, el 6 de noviembre al caer la tarde. Poco después se incorpora el contingente chicheño de caballería y otros refuerzos; cerca de la medianoche de ese mismo día, llega al campo patriota el Cnl. Viamont con la artillería pesada y el parque del ejército que había quedado en Jujuy. El Dr. Castelli había quedado en Yavi. El Cnl. Larrea de Tarija también llega ésa noche con más hombres.

 

Dispuesto el combate y parapetadas ambas fuerzas frente a frente, entre Suipacha y Nazareno, en la mañana del 7 de noviembre a eso de las 11.00 comienzan las acciones de la gran batalla.

 

El Grl. Córdoba en avance al enemigo toma unas alturas del flanco derecho, dejando en el frente de su retaguardia y enarbolando dos banderas, una blanca y otra roja, se dirige a los patriotas, invitándolos por última vez a deponer su posición. Ofrece 50 pesos a quien se pase a sus filas y 500 pesos a quien le entregue un oficial y proponiendo paz con la bandera blanca, guerra con la roja, advierte que si al cabo de un tiempo no recogen ninguna, enarbolará una negra en señal de guerra a muerte…

 

Permaneciendo ambos ejércitos en silencio y sin movimiento alguno por más de una hora; hasta que Balcarce en estratégico plan adelanta al Capitán Dorrego con la artillería de dos piezas y 200 hombres hacia el flanco central del enemigo; entonces Córdoba lanza en ataque frontal a su vanguardia, que paulatinamente a través de un sistema de guerrillas, van ganando terreno sobre los patriotas.

 

Entre ataques y contraataques que se suceden, la infantería patricia empieza a retroceder, atrayendo tras de sí al enemigo. Córdoba, sintiéndose victorioso, se vuelca con todas sus fuerzas hacia el campo patriota; cayendo inmediatamente avasallado desde las alas y la retaguardia por una impetuosa caballería criolla, que lo coloca entre dos fuegos. En menos de media hora, el triunfo se decide para los patriotas y en breves refriegas con los últimos restos del enemigo, Balcarce toma el cuartel español de Suipacha.

 

Los realistas, entre ellos el mismo Grl. Córdoba, junto al cura La Torre, se dan a la fuga por todos lados de los cerros y quebradas circundantes. De los patriotas solo muere el soldado Manuel Alvarez (abanderado de Tarija) y un Clase, don Eduardo Gaona (Salta) y quedan heridos doce.

 

El combate se prolonga hasta las cinco de la tarde. El saldo de la victoria es de 40 bajas, 150 prisioneros, 2000 tiros, 70000 cartuchos, 2 banderas y el tesoro del Ejército Realista. Este último, encontrado al pie de un churqui en el morro de Nazareno, donde colgaba un clarín y la imagen de Jesús Nazareno, colocados antes de la batalla por el Grl. Córdoba con vista al campo de combate para que oriente su triunfo. (Este lugar quedó con el nombre de Nazareno en advocación a la imagen encontrada, tiempo después se fundó el pueblo).

 

Ese mismo día, a la una de la mañana, Balcarce hace llegar el Parte de la victoria al Dr. Castelli que aún se encontraba en Yavi. Este inmediatamente transcribe el Parte a Buenos Aires y cerca del medio día del 8 de noviembre está en vista del Cuartel General de Suipacha, desde donde manda al Cnel. Güemes por el camino de la Apacheta a cortar toda avenida  y tránsito a favor de los fugitivos realistas de la ruta Cinti-Potosí y a Balcarce lo envía por la línea Cotagaita-Potosí. Cumplidas estas diligencias, el jefe argentino se dirige al cuartel de la vanguardia en Tupiza, donde es recibido en medio de la algarabía y vítores de la población.

 

Por su lado, el escurridizo Grl. Córdoba, había logrado poner sobre aviso a Nieto para que el Conde de la Real Casa de la Moneda fugue de Potosí a fin de resguardar los caudales de la Hacienda y con fecha del mismo día 8 de noviembre, Córdoba hizo llegar, desde la clandestinidad, una carta de pedido conciliatorio, dirigida a Balcarce, sin éxito. El 9 de noviembre llega la Carta de Capitulación del Grl. Córdoba dirigida al Dr. Castelli, en mérito a lo cual ese día se declara de Regocijo General en el pueblo, concediendo toda clase de prerrogativas y dando armisticio a los reos comunes.

 

A partir de la batalla de Suipacha, los patriotas de Chichas ingresan activamente en la guerra de la independencia, cabiéndoles la gloria de ser protagonistas de la primera y última victoria de la redención altoperuana”.

 

Al finalizar el capítulo Carmela Cazón menciona las fuerzas patriotas que lucharon en Suipacha: Batallón 1ro al mando de Gregorio Perdiel; Batallón 6to al mando de Carlos Forest; Batallón Cazadores al mando de Abraham Gonzáles; Húsares al mando de Martín Güemes; Caballería al mando de Martín Pueyrredon y Juan Ramón Balcarce y 1era Sección de Artillería al mando de Antonio Suárez.

 

II.            RESULTADOS

 

El Prof. Edgar Murillo Huarachi, en un balance sobre la batalla de Suipacha, dice en Glorias de la histórica región de los chichas en la Independencia: “Los patriotas que expiraron como consecuencia del fuego y fragor de la lucha de Suipacha, fueron el voluntario tarijeño de la localidad de San Lorenzo, Basilio Iñiguez, que muere heroicamente en la playa de Suipacha; el alférez de Salta Eduardo Gaona que fallece en Nazareno el 10 de noviembre por las heridas recibidas, siendo enterrado en el cementerio de Tupiza con todos los honores militares; y luego muere Melchor Bonedo, un efectivo de infantería del ejército argentino.

 

Por otra parte, los soldados de Balcarce que se habían pasado en Cotagaita al bando realista y que fueron hechos presos en Suipacha, en castigo por su traición fueron sentenciados a ser pasados por las armas en el mismo pueblo como ejemplo y escarmiento. Finalmente, terminada la batalla y la ejecución, los muertos de uno y otro bando fueron recogidos por el alcalde de Suipacha, siendo sepultadas las víctimas en los alrededores de la Iglesia del pueblo”.

 

III.           PREMIO DE UN ESCUDO A LOS VENCEDORES

 

Dice el Prof. Murillo Huarachi: “La Junta de Buenos Aires, en virtud a los servicios, fervor patriótico y heroísmo prestados por los combatientes en la Batalla de Suipacha, decide premiarlos por Decreto del 28 de Noviembre de 1810 con ascensos militares, sueldos vitalicios para los oficiales, vestuarios, gratificaciones extraordinarias para sargentos, cabos, soldados, etc. Además como premio principal les faculta a que usen en el brazo derecho un Escudo con la inscripción “La Patria a los vencedores de Tupiza”.

 

En otro párrafo expresa el autor mencionado: “Sobre las características y uso del Escudo, el Dr. Armando M. Vega Herrera en “Suipacha, Iniciación y Gloria”, editado en Buenos Aires en 1952, complementa sus detalles refiriendo:

 

“Usen en el brazo derecho un escudo de paño blanco, ovalado, con la inscripción en hilo de plata: La Patria a los vencedores de Tupiza. Circunda la leyenda un cordón de hilo de plata. El autor continua detallando el escudo con una aclaración: “Por resolución superior de fecha 17 de mayo de 1947 se acuerda el uso del escudo de Tupiza al personal del Regimiento 2 de Infantería “General Balcarce” con el agregado de dos ramas de laurel”.

 

Luego el Prof. Murillo Huarachi expresa: “Al no estar al alcance una argumentación explícita sobre el contenido, mensaje y significado de la leyenda escrita en este Escudo, por el pensamiento de la época se puede deducir su comprensión que La Patria, era todo el territorio del Virreinato del Río de la Plata, las provincias unidas argentinas y altoperuanas hoy bolivianas; a los vencedores fueron toda la gente patriota particularmente de Buenos Aires, Salta, Jujuy, Tarija, Chichas, Cinti, vencedores que en un esfuerzo y sacrificio conjunto ganaron la batalla; de Tupiza significó destacar las cualidades estratégicas militares de esta población que fue el centro operativo y el cuartel general donde se asentaron tanto las fuerzas realistas y patrióticas, así como el centro principal de referencia donde se motivó el proceso de la Batalla de Suipacha. De esta manera y con este Escudo, la historia premia el coraje y valor patriótico de los vencedores de Suipacha, honra su honor y su memoria, así como la historia inmortaliza mediante este Escudo y con justicia a la Gloriosa Batalla de Suipacha”, expresa el Prof. Murillo.

 

IV.          SUCESOS ACAECIDOS EN POTOSI EN 1810

 

En “Vale un Potosí” Edición XII, Noviembre de 2009, dice Walter Zavala Ayllon respecto a los acontecimientos de 1810:

 

“Es de conocimiento que la revolución del 25 de mayo de 1809 en Chuquisaca tuvo su inmediato efecto en Potosí y las otras ciudades del Virreinato de Buenos Aires. En atención a ello, es que el virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros dispuso el alejamiento o retiro de los oficiales de la Guardia Realista de Potosí que se encontraba al mando del Cnl. Español Gonzales de Socasa, por entender que varios de ellos abrazaban la causa de los patriotas. Con esta medida asumida por la autoridad del virreinato de Buenos Aires se pensaba impedir cualquier brote de rebelión, sin imaginarse que varios patriotas potosinos realizaban reuniones secretas en casas reservadas y aun fuera de la ciudad para evadir el control español.

 

Luego de haber triunfado la revolución del 25 de mayo de 1810 en Buenos Aires la Junta de Gobierno de aquella ciudad, envió la primera expedición argentina hacia el Alto Perú, con 1.200 soldados muy bien armados, al mando del militar y abogado Juan Balcarce y Eustaquio Díaz Vélez. Esta expedición, igualmente fue integrada por Bernardo Monteagudo que, inteligentemente, se adelantó al ejército auxiliar argentino para llegar a Potosí y, secretamente, tomar contactos con varios patriotas a fin de planificar la revolución contra la corona de España.

 

Mientras tanto el Ejército Auxiliar Argentino, seguía avanzando hacia el Norte pasando por Salta, Jujuy, Tarija y teniendo un primer enfrentamiento de armas en Suipacha el 7 de noviembre de 1810, ocasión en la que los realistas comandados por el Cnl. Córdova sufrieron una gran derrota junto a los chicheños Anselmo Puente, Germán Moreno y otros, habiendo muerto el abanderado de Tarija Manuel Alvarez. Pero antes de que esto ocurriera el Pdte. de la Audiencia de Charcas, José Nieto, más el Gobernador de Potosí, Francisco de Paula Sanz, fijaron a Cotagaita como punto estratégico para contener el avance de los argentinos, movilizando a una parte de las tropas de la Guardia Cívica de Potosí hacia las tierras chicheñas el 21 de agosto de 1810, dejando en la Villa Imperial a la otra mitad de la Guardia Cívica, mas otras dos columnas realistas con asiento en Puna y Chaqui.

 

Separadamente, el Pdte. Nieto se dirigió a Cotagaita, llevando refuerzos de soldados que tenían su trabajo en Chuquisaca. Por su parte el Grl. José de Córdova y Rojas, sumábase a la defensa de la corona de España, con efectivos muy bien armados en el Cuzco y La Paz. Lo propio ocurrió con el Conde de la Casa de la Moneda Dn. Felipe Lizarazu, el mismo que fue portador de buena cantidad de dinero para solventar los gastos de la guerra.

 

Por esta situación y considerando que las autoridades realistas concentraban su mayor atención en Potosí, las otras ciudades del Alto Perú quedaron un tanto descuidadas, lo que fue aprovechado por los patriotas que irrumpieron con las revoluciones del 14 de setiembre en Cochabamba y el 6 de octubre en Oruro. Mientras tanto y, ajenos a esos movimientos de lucha ocurridos en las ciudades antes nombradas, españoles y argentinos se preparaban para el combate en Cotagaita en territorio potosino, hecho ocurrido el 27 de octubre de 1810, ocasión en que las tropas argentinas sufrieron su primera derrota en suelo altoperuano.

 

Luego de este triunfo del ejército realista en Cotagaita, una parte de las tropas españolas comandadas por el Grl. Córdova avanzó hacia Tupiza quedando en Cotagaita el Grl. Nieto, con el fin de cuidar dicha retaguardia. Por su parte el Grl. Argentino, Castelli, en aparente retirada a Nazareno, hecho que provocó una apreciación equivocada del jefe español, cuando la mañana del 7 de noviembre de 1810, las tropas argentinas irrumpieron violentamente contra las fuerzas realistas en la famosa batalla de Suipacha que culminó con el triunfo de los patriotas.

 

El primer español en huir de aquella derrota, fue el Conde Felipe Lizarazu, el cual, llegando a Cotagaita en carrera desesperada sobre su caballo brioso, informó al Pdte. Nieto de la derrota sufrida por la soldadesca española, lo que motivó para que Nieto huyera hacia las costas del Pacífico y el Conde prosiguiera viaje hacia Potosí para comunicar el desastre militar realista al Gobernador Francisco de Paula Sanz siendo el mencionado Conde de la Casa Real de la Moneda, el primer portador de aquella mala noticia que entristeció al Gobernador y alegró a los patriotas de Potosí. Noticia que se conoció en horas de la tarde del 9 de noviembre de 1810, lo que dio lugar para que horas más tarde estallara el grito revolucionario en esta ciudad.

 

Fue en la mañana del 10 de noviembre cuando los revolucionarios irrumpieron en calles y plazas de la ciudad, para luego ocupar la Casa de Gobierno, los cuarteles, el edificio de la Caja Real y la Casa Real de la Moneda, tomándose preso al Gobernador de Paula Sanz y separados de sus cargos los señores Regidores y Alcaldes que formaban el Cabildo de la ciudad.

 

Mientras esto ocurría en la Villa Imperial, el ejército argentino de Castelli avanzaba hacia Potosí recibiendo en el trayecto muestras de reconocimiento hasta que el 23 de noviembre condicionaba su ingreso a la ciudad de Potosí, mediante la misión encomendada al patriota potosino Mariano Subieta. La condición era que el Grl. Castelli no entraba a Potosí si el pueblo no juraba en acto solemne su reconocimiento a la Junta de Buenos Aires y declaraba la guerra a las tropas del rey de España.

 

Esta actitud altanera y soberbia del militar argentino, sorprendió a la población potosina en sumo grado. Pese a ello, el Cabildo reunido por segunda vez en la plaza mayor, redactó y dio paso a la firma del Acta de Reconocimiento y adhesión a la Junta de Buenos Aires.

 

Castelli satisfecho por la obediencia de los patriotas potosinos llegó a nuestra ciudad el 25 de noviembre en medio de algarabía y demostraciones de afecto. Lamentablemente los argentinos no comprendieron esta manifestación sincera de los potosinos, dándose a la tarea de cometer abusos convirtiendo la simpatía en odio; mucho más con los fusilamientos de altos jefes españoles: Vicente Nieto, Pdte. de la Real Audiencia de Charcas; José de Córdova y Rojas, Comandante de las Fuerzas Españolas y Francisco de Paula Sanz, Gobernador de la Villa Imperial de Potosí, declarados “reos de alta traición” con sentencia violenta de pena de muerte para los tres, siendo el ayudante de Castelli, Tte. Máximo Zamudio el encargado de leer la sentencia, en presencia de los tres reos en la prisión de la Casa de Moneda; documento firmado por Juan José Castelli y por Nicolás Rodríguez Peña, en calidad de Secretario.

 

El sábado 15 de diciembre de 1810 al promediar las 10 de la mañana fue ejecutada la sentencia al pie de la iglesia mayor que se encontraba en construcción. Pasado aquel acto de sangre el ejército auxiliar argentino desfiló frente al patíbulo, retirándose de la plaza mayor y dejando los cadáveres en público. Por este infeliz suceso, el pueblo potosino vistió luto porque su Gobernador Paula Sanz fue uno de los más progresistas y pacíficos. El 22 de diciembre Castelli y sus tropas salieron de Potosí con rumbo a Chuquisaca, allí donde este sanguinario militar argentino nombró a Pueyrredon, Pdte. de la Audiencia, dejando ingratos recuerdos en Potosí. Tiempo después, Castelli se trasladó a la ciudad de La Paz, pasando a la localidad de Huaqui, lugar donde el 20 de Junio de 1811 se enfrentó con fuerzas realistas comandadas por José Manuel Goyeneche. En esta batalla el ejército patriota fue derrotado con numerosas bajas en sus filas, lo que motivó a que los sobrevivientes del ejército argentino tomaran la retirada hacia el Sur llegando nuevamente a Potosí, acompañado del depuesto Pdte. de la Audiencia de Charcas, Pueyrredon, donde se cometieron las mayores atrocidades contra el pueblo indefenso de la Villa Imperial”.

 

(Nótese que el autor habla de Virreinato de Buenos Aires, no de Virreinato del Río de la Plata, territorio que la Intendencia de Potosí integraba en 1810).

 

V.           LAURELES EN EL RIO DE LA PLATA

 

El 12 de Agosto de 2010 el ARA Ciudad de Rosario de la Armada Argentina, surcaba las aguas del Río de la Plata con una preciosa carga de corazones encendidos y palpitantes de incontenible emoción. Esa tarde, luego del homenaje tributado a Martín Miguel de Güemes en El Retiro, se cumplía un anhelo largamente acariciado: honrarlo allí, en el lecho del mismo río cuyas aguas doscientos cuatro años atrás fueran testigo de su hazaña.

 

El buque transportaba en su cubierta a quienes arrojarían los laureles en memoria del héroe. Luego del rezo de la oración de los Gauchos concretaron el magno acontecimiento el Ministro de Educación de Salta, Lic. Leopoldo Van Cawlaert; el Pdte. de la Agrupación Tradicionalista Gauchos de Güemes, Ing. Carlos Diez San Millán; el Director de la Escuela Naval, Contralmirante Álvaro González Lonzieme; el Contralmirante Rafael Cornejo Solá; el último socio fundador de la Agrupación Tradicionalista de Salta Gauchos de Güemes, Carlos Ceballos y Jorge Virgilio Núñez. Testigos privilegiados acompañaron con unción el emotivo acto.

Un ¡Viva Güemes! sofocó las gargantas cuando la corona fue arrojada al Río. La incontenible emoción estalló en aplausos mientras un frío viento acompasaba las lágrimas que el cielo vertía. Otra vez la sudestada se abría paso, permitiendo revivir el glorioso 12 de agosto de 1806 que se evocaba.

 

Era la segunda vez que Carlos Ceballos participaba en un homenaje tan especial. La primera fue 64 años atrás, cuando sus cinco inocentes años fueron bautizados de patriotismo en ésas mismas aguas. El regocijo que impregnó su  alma fue total.

 

Cuando la tarde se fue apagando Virgilio Núñez desbordaba en satisfacciones. La misión había sido –por fin- cumplida.

 

 

VI.          AGENDA GUEMESIANA OCTUBRE DE 2010

 

21 de Octubre:     Imposición del nombre del Grl. Martín M de Güemes a un Salón del Anexo a la Cámara de Diputados de la Nación. Roberto Manuel Casimiro, Abanderado de la Bandera de Salta, asistió en representación del Instituto Güemesiano en Buenos Aires. En la oportunidad se desarrollaron en el recinto las Terceras Jornadas Guemesianas.

28 de Octubre:     Recital poético musical “Romancero de Güemes” de David Slodky sobre el poemario de Julio César Luzzatto, desarrollado en Casa de Salta. Asistió en representación del Instituto Güemesiano en Buenos Aires, José Esteban Guedilla, escolta de la Bandera de Salta. El Lic. Slodky hizo entrega de su libro “Carmen Puch de Güemes, al encuentro de la heroína” y de un disco con el Romancero de Güemes.

 

VII.        PALABRAS FINALES

 

El 7 de Noviembre de 16.00 a 17.00, Radio Nacional Folklórica transmitió en cadena la obra “Héroes del Bicentenario en el Cancionero Popular” en adhesión al Bicentenario de la Batalla de Suipacha, precedida por el siguiente comentario:  “El 7 de Noviembre de 2010 se celebra el Bicentenario de la Batalla de Suipacha, territorio que hoy pertenece a la hermana República de Bolivia y que en época colonial integraba el Virreinato del Río de la Plata.

 

Durante la primera campaña al Alto Perú, el ejército al mando de Antonio Balcarce y de Juan José Castelli fue reforzado por tropas de Salta, Jujuy, Tarija y la región de Chichas, en Bolivia. Esas fuerzas, al mando del Grl. Martín Miguel de Güemes, obtuvieron en la batalla de Suipacha el primer triunfo patriota con el cual se recuperaron las Intendencias de Potosí, Charcas, La Paz y Cochabamba, que se pronunciaron a favor del movimiento iniciado el 25 de Mayo de 1810 en Buenos Aires. Fueron dos salteños, los hermanos Gallardo, quienes tomaron como trofeo la Bandera de los Realistas. Esa Bandera fue enviada a Buenos Aires, que festejó el triunfo de Suipacha con salvas de artillería, repique de campanas, iluminación general por tres noches, bailes, Tedeum, etc. agradeciendo “al Dios de los ejércitos, por la victoria que nos había dado contra nuestros enemigos”.

 

El suceso es recordado cada 7 de Noviembre en Suipacha, localidad cercana a la frontera con Argentina, en cuya plaza se erige un busto en homenaje al Grl. Güemes. Este año, con motivo del Bicentenario de la Batalla, las máximas autoridades bolivianas y argentinas estrecharán sus manos en el lugar, donde se desarrollará un importante acto.

 

“Confraternidad argentino-boliviana” es una obra realizada como símbolo de respeto a las raíces históricas y culturales que nos unen. El guión pertenece a la Prof. María Cristina Fernández, Académica del Instituto Güemesiano de Salta, musicalizado por Carlos Flores, director de “Los Laikas”.

 

Buenos Aires, 17 de Noviembre de 2010

Prof. María Cristina Fernández

Académica Correspondiente Instituto Güemesiano de Salta

[email protected]

http://www.martinmiguelguemes.com.ar/

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