BOLETIN GUEMESIANO Nº 127
NOVIEMBRE DE 2010
PRESENTACION
El 7 de Noviembre de 2010 se
conmemoró el Bicentenario de la Batalla de Suipacha. Con tal motivo
y debido a su trascendencia, se dedica la presente edición a los
principales sucesos registrados, siguiendo el relato de tres
historiadores bolivianos: Carmela Cazón Segovia; Edgar Murillo
Huarachi y Walter Zavala Ayllon. Luego se describe el homenaje al
Grl. Güemes realizado la tarde del 12 de Agosto en el Río de la
Plata, finalizando con la Agenda Güemesiana.
CONTENIDO
I.
LA BATALLA DE SUIPACHA,
por Carmela Cazón Segovia.
II.
RESULTADOS, por el Prof.
Edgar Murillo Huarachi
III.
PREMIO DE UN ESCUDO A LOS
VENCEDORES, por Edgar Murillo Huarachi
IV.
SUCESOS ACAECIDOS EN
POTOSI EN 1810, por Walter Zavala Ayllon.
V.
LAURELES EN EL RIO DE LA
PLATA, por María Cristina Fernández
VI.
AGENDA GUEMESIANA OCTUBRE
DE 2010
VII.
PALABRAS FINALES
DESARROLLO
I.
LA BATALLA DE SUIPACHA
Carmela Cazón Segovia en
“Chichas, oro y sangre de la Independencia”, expresa: “Repelido
en Cotagaita, el ejército patriota, con Balcarce, Güemes, Díaz Vélez
y otros a la cabeza, retroceden hasta el vallecito de Cazón,
librando las escaramuzas en forma de guerra de guerrillas que se
prolongan hasta el 31 de octubre, a partir de lo cual, los patriotas
continúan retrocediendo pero estratégicamente separados en dos
bandos: uno que resguarda la hostilización enemiga y otro que se
encarga de buscar refuerzos en el paisanaje de la comarca.
Mientras Güemes retrocede en
línea directa, el Grl. Balcarce busca refuerzos bajando por el valle
a Tupiza. Al llegar a la ciudad ya está resguardada por la
vanguardia de Córdoba, que obliga a Balcarce a salir violentamente
de Tupiza rumbo a Suipacha.
La paisanada chicheña, al
ímpetu de Pedro Arraya y otros jóvenes reaccionarios, forma un
contingente patriota de más de un centenar de briosos soldados, bien
dotados de armas y cabalgaduras, que vistiendo regio uniforme de
mezclilla, sombrero alón, polainas y poncho colorado a la usanza
criolla, acuden a Suipacha a unirse al Ejército Auxiliar en el
combate contra el Grl. Córdoba, ejército vivo del colonialismo
español.
Los patriotas llegan a
Suipacha, vadean el río, se ubican a la margen derecha, justo
enfrente al sur de Suipacha, el 6 de noviembre al caer la tarde.
Poco después se incorpora el contingente chicheño de caballería y
otros refuerzos; cerca de la medianoche de ese mismo día, llega al
campo patriota el Cnl. Viamont con la artillería pesada y el parque
del ejército que había quedado en Jujuy. El Dr. Castelli había
quedado en Yavi. El Cnl. Larrea de Tarija también llega ésa noche
con más hombres.
Dispuesto el combate y
parapetadas ambas fuerzas frente a frente, entre Suipacha y
Nazareno, en la mañana del 7 de noviembre a eso de las 11.00
comienzan las acciones de la gran batalla.
El Grl. Córdoba en avance al
enemigo toma unas alturas del flanco derecho, dejando en el frente
de su retaguardia y enarbolando dos banderas, una blanca y otra
roja, se dirige a los patriotas, invitándolos por última vez a
deponer su posición. Ofrece 50 pesos a quien se pase a sus filas y
500 pesos a quien le entregue un oficial y proponiendo paz con la
bandera blanca, guerra con la roja, advierte que si al cabo de un
tiempo no recogen ninguna, enarbolará una negra en señal de guerra a
muerte…
Permaneciendo ambos ejércitos
en silencio y sin movimiento alguno por más de una hora; hasta que
Balcarce en estratégico plan adelanta al Capitán Dorrego con la
artillería de dos piezas y 200 hombres hacia el flanco central del
enemigo; entonces Córdoba lanza en ataque frontal a su vanguardia,
que paulatinamente a través de un sistema de guerrillas, van ganando
terreno sobre los patriotas.
Entre ataques y contraataques
que se suceden, la infantería patricia empieza a retroceder,
atrayendo tras de sí al enemigo. Córdoba, sintiéndose victorioso, se
vuelca con todas sus fuerzas hacia el campo patriota; cayendo
inmediatamente avasallado desde las alas y la retaguardia por una
impetuosa caballería criolla, que lo coloca entre dos fuegos. En
menos de media hora, el triunfo se decide para los patriotas y en
breves refriegas con los últimos restos del enemigo, Balcarce toma
el cuartel español de Suipacha.
Los realistas, entre ellos el
mismo Grl. Córdoba, junto al cura La Torre, se dan a la fuga por
todos lados de los cerros y quebradas circundantes. De los patriotas
solo muere el soldado Manuel Alvarez (abanderado de Tarija) y un
Clase, don Eduardo Gaona (Salta) y quedan heridos doce.
El combate se prolonga hasta
las cinco de la tarde. El saldo de la victoria es de 40 bajas, 150
prisioneros, 2000 tiros, 70000 cartuchos, 2 banderas y el tesoro del
Ejército Realista. Este último, encontrado al pie de un churqui en
el morro de Nazareno, donde colgaba un clarín y la imagen de Jesús
Nazareno, colocados antes de la batalla por el Grl. Córdoba con
vista al campo de combate para que oriente su triunfo. (Este lugar
quedó con el nombre de Nazareno en advocación a la imagen
encontrada, tiempo después se fundó el pueblo).
Ese mismo día, a la una de la
mañana, Balcarce hace llegar el Parte de la victoria al Dr. Castelli
que aún se encontraba en Yavi. Este inmediatamente transcribe el
Parte a Buenos Aires y cerca del medio día del 8 de noviembre está
en vista del Cuartel General de Suipacha, desde donde manda al Cnel.
Güemes por el camino de la Apacheta a cortar toda avenida y
tránsito a favor de los fugitivos realistas de la ruta Cinti-Potosí
y a Balcarce lo envía por la línea Cotagaita-Potosí. Cumplidas estas
diligencias, el jefe argentino se dirige al cuartel de la vanguardia
en Tupiza, donde es recibido en medio de la algarabía y vítores de
la población.
Por su lado, el escurridizo
Grl. Córdoba, había logrado poner sobre aviso a Nieto para que el
Conde de la Real Casa de la Moneda fugue de Potosí a fin de
resguardar los caudales de la Hacienda y con fecha del mismo día 8
de noviembre, Córdoba hizo llegar, desde la clandestinidad, una
carta de pedido conciliatorio, dirigida a Balcarce, sin éxito. El 9
de noviembre llega la Carta de Capitulación del Grl. Córdoba
dirigida al Dr. Castelli, en mérito a lo cual ese día se declara de
Regocijo General en el pueblo, concediendo toda clase de
prerrogativas y dando armisticio a los reos comunes.
A partir de la batalla de
Suipacha, los patriotas de Chichas ingresan activamente en la guerra
de la independencia, cabiéndoles la gloria de ser protagonistas de
la primera y última victoria de la redención altoperuana”.
Al finalizar el capítulo Carmela
Cazón menciona las fuerzas patriotas que lucharon en Suipacha:
Batallón 1ro al mando de Gregorio Perdiel; Batallón 6to al mando de
Carlos Forest; Batallón Cazadores al mando de Abraham Gonzáles;
Húsares al mando de Martín Güemes; Caballería al mando de Martín
Pueyrredon y Juan Ramón Balcarce y 1era Sección de Artillería al
mando de Antonio Suárez.
II.
RESULTADOS
El Prof. Edgar Murillo Huarachi,
en un balance sobre la batalla de Suipacha, dice en Glorias de la
histórica región de los chichas en la Independencia: “Los
patriotas que expiraron como consecuencia del fuego y fragor de la
lucha de Suipacha, fueron el voluntario tarijeño de la localidad de
San Lorenzo, Basilio Iñiguez, que muere heroicamente en la playa de
Suipacha; el alférez de Salta Eduardo Gaona que fallece en Nazareno
el 10 de noviembre por las heridas recibidas, siendo enterrado en el
cementerio de Tupiza con todos los honores militares; y luego muere
Melchor Bonedo, un efectivo de infantería del ejército argentino.
Por otra parte, los soldados
de Balcarce que se habían pasado en Cotagaita al bando realista y
que fueron hechos presos en Suipacha, en castigo por su traición
fueron sentenciados a ser pasados por las armas en el mismo pueblo
como ejemplo y escarmiento. Finalmente, terminada la batalla y la
ejecución, los muertos de uno y otro bando fueron recogidos por el
alcalde de Suipacha, siendo sepultadas las víctimas en los
alrededores de la Iglesia del pueblo”.
III.
PREMIO DE UN ESCUDO A
LOS VENCEDORES
Dice el Prof. Murillo Huarachi:
“La Junta de Buenos Aires, en virtud a los servicios, fervor
patriótico y heroísmo prestados por los combatientes en la Batalla
de Suipacha, decide premiarlos por Decreto del 28 de Noviembre de
1810 con ascensos militares, sueldos vitalicios para los oficiales,
vestuarios, gratificaciones extraordinarias para sargentos, cabos,
soldados, etc. Además como premio principal les faculta a que usen
en el brazo derecho un Escudo con la inscripción “La Patria a los
vencedores de Tupiza”.
En otro párrafo expresa el autor
mencionado: “Sobre las características y uso del Escudo, el Dr.
Armando M. Vega Herrera en “Suipacha, Iniciación y Gloria”, editado
en Buenos Aires en 1952, complementa sus detalles refiriendo:
“Usen en el brazo derecho un
escudo de paño blanco, ovalado, con la inscripción en hilo de plata:
La Patria a los vencedores de Tupiza. Circunda la leyenda un cordón
de hilo de plata. El autor continua detallando el escudo con una
aclaración: “Por resolución superior de fecha 17 de mayo de 1947 se
acuerda el uso del escudo de Tupiza al personal del Regimiento 2 de
Infantería “General Balcarce” con el agregado de dos ramas de
laurel”.
Luego el Prof. Murillo Huarachi
expresa: “Al no estar al alcance una argumentación explícita
sobre el contenido, mensaje y significado de la leyenda escrita en
este Escudo, por el pensamiento de la época se puede deducir su
comprensión que La Patria, era todo el territorio del
Virreinato del Río de la Plata, las provincias unidas argentinas y
altoperuanas hoy bolivianas; a los vencedores fueron toda la
gente patriota particularmente de Buenos Aires, Salta, Jujuy,
Tarija, Chichas, Cinti, vencedores que en un esfuerzo y sacrificio
conjunto ganaron la batalla; de Tupiza significó destacar las
cualidades estratégicas militares de esta población que fue el
centro operativo y el cuartel general donde se asentaron tanto las
fuerzas realistas y patrióticas, así como el centro principal de
referencia donde se motivó el proceso de la Batalla de Suipacha. De
esta manera y con este Escudo, la historia premia el coraje y valor
patriótico de los vencedores de Suipacha, honra su honor y su
memoria, así como la historia inmortaliza mediante este Escudo y con
justicia a la Gloriosa Batalla de Suipacha”, expresa el Prof.
Murillo.
IV.
SUCESOS ACAECIDOS EN
POTOSI EN 1810
En “Vale un Potosí” Edición XII,
Noviembre de 2009, dice Walter Zavala Ayllon respecto a los
acontecimientos de 1810:
“Es de conocimiento que la
revolución del 25 de mayo de 1809 en Chuquisaca tuvo su inmediato
efecto en Potosí y las otras ciudades del Virreinato de Buenos
Aires. En atención a ello, es que el virrey Baltasar Hidalgo de
Cisneros dispuso el alejamiento o retiro de los oficiales de la
Guardia Realista de Potosí que se encontraba al mando del Cnl.
Español Gonzales de Socasa, por entender que varios de ellos
abrazaban la causa de los patriotas. Con esta medida asumida por la
autoridad del virreinato de Buenos Aires se pensaba impedir
cualquier brote de rebelión, sin imaginarse que varios patriotas
potosinos realizaban reuniones secretas en casas reservadas y aun
fuera de la ciudad para evadir el control español.
Luego de haber triunfado la
revolución del 25 de mayo de 1810 en Buenos Aires la Junta de
Gobierno de aquella ciudad, envió la primera expedición argentina
hacia el Alto Perú, con 1.200 soldados muy bien armados, al mando
del militar y abogado Juan Balcarce y Eustaquio Díaz Vélez. Esta
expedición, igualmente fue integrada por Bernardo Monteagudo que,
inteligentemente, se adelantó al ejército auxiliar argentino para
llegar a Potosí y, secretamente, tomar contactos con varios
patriotas a fin de planificar la revolución contra la corona de
España.
Mientras tanto el Ejército
Auxiliar Argentino, seguía avanzando hacia el Norte pasando por
Salta, Jujuy, Tarija y teniendo un primer enfrentamiento de armas en
Suipacha el 7 de noviembre de 1810, ocasión en la que los realistas
comandados por el Cnl. Córdova sufrieron una gran derrota junto a
los chicheños Anselmo Puente, Germán Moreno y otros, habiendo muerto
el abanderado de Tarija Manuel Alvarez. Pero antes de que esto
ocurriera el Pdte. de la Audiencia de Charcas, José Nieto, más el
Gobernador de Potosí, Francisco de Paula Sanz, fijaron a Cotagaita
como punto estratégico para contener el avance de los argentinos,
movilizando a una parte de las tropas de la Guardia Cívica de Potosí
hacia las tierras chicheñas el 21 de agosto de 1810, dejando en la
Villa Imperial a la otra mitad de la Guardia Cívica, mas otras dos
columnas realistas con asiento en Puna y Chaqui.
Separadamente, el Pdte. Nieto
se dirigió a Cotagaita, llevando refuerzos de soldados que tenían su
trabajo en Chuquisaca. Por su parte el Grl. José de Córdova y Rojas,
sumábase a la defensa de la corona de España, con efectivos muy bien
armados en el Cuzco y La Paz. Lo propio ocurrió con el Conde de la
Casa de la Moneda Dn. Felipe Lizarazu, el mismo que fue portador de
buena cantidad de dinero para solventar los gastos de la guerra.
Por esta situación y
considerando que las autoridades realistas concentraban su mayor
atención en Potosí, las otras ciudades del Alto Perú quedaron un
tanto descuidadas, lo que fue aprovechado por los patriotas que
irrumpieron con las revoluciones del 14 de setiembre en Cochabamba y
el 6 de octubre en Oruro. Mientras tanto y, ajenos a esos
movimientos de lucha ocurridos en las ciudades antes nombradas,
españoles y argentinos se preparaban para el combate en Cotagaita en
territorio potosino, hecho ocurrido el 27 de octubre de 1810,
ocasión en que las tropas argentinas sufrieron su primera derrota en
suelo altoperuano.
Luego de este triunfo del
ejército realista en Cotagaita, una parte de las tropas españolas
comandadas por el Grl. Córdova avanzó hacia Tupiza quedando en
Cotagaita el Grl. Nieto, con el fin de cuidar dicha retaguardia. Por
su parte el Grl. Argentino, Castelli, en aparente retirada a
Nazareno, hecho que provocó una apreciación equivocada del jefe
español, cuando la mañana del 7 de noviembre de 1810, las tropas
argentinas irrumpieron violentamente contra las fuerzas realistas en
la famosa batalla de Suipacha que culminó con el triunfo de los
patriotas.
El primer español en huir de
aquella derrota, fue el Conde Felipe Lizarazu, el cual, llegando a
Cotagaita en carrera desesperada sobre su caballo brioso, informó al
Pdte. Nieto de la derrota sufrida por la soldadesca española, lo que
motivó para que Nieto huyera hacia las costas del Pacífico y el
Conde prosiguiera viaje hacia Potosí para comunicar el desastre
militar realista al Gobernador Francisco de Paula Sanz siendo el
mencionado Conde de la Casa Real de la Moneda, el primer portador de
aquella mala noticia que entristeció al Gobernador y alegró a los
patriotas de Potosí. Noticia que se conoció en horas de la tarde del
9 de noviembre de 1810, lo que dio lugar para que horas más tarde
estallara el grito revolucionario en esta ciudad.
Fue en la mañana del 10 de
noviembre cuando los revolucionarios irrumpieron en calles y plazas
de la ciudad, para luego ocupar la Casa de Gobierno, los cuarteles,
el edificio de la Caja Real y la Casa Real de la Moneda, tomándose
preso al Gobernador de Paula Sanz y separados de sus cargos los
señores Regidores y Alcaldes que formaban el Cabildo de la ciudad.
Mientras esto ocurría en la
Villa Imperial, el ejército argentino de Castelli avanzaba hacia
Potosí recibiendo en el trayecto muestras de reconocimiento hasta
que el 23 de noviembre condicionaba su ingreso a la ciudad de
Potosí, mediante la misión encomendada al patriota potosino Mariano
Subieta. La condición era que el Grl. Castelli no entraba a Potosí
si el pueblo no juraba en acto solemne su reconocimiento a la Junta
de Buenos Aires y declaraba la guerra a las tropas del rey de
España.
Esta actitud altanera y
soberbia del militar argentino, sorprendió a la población potosina
en sumo grado. Pese a ello, el Cabildo reunido por segunda vez en la
plaza mayor, redactó y dio paso a la firma del Acta de
Reconocimiento y adhesión a la Junta de Buenos Aires.
Castelli satisfecho por la
obediencia de los patriotas potosinos llegó a nuestra ciudad el 25
de noviembre en medio de algarabía y demostraciones de afecto.
Lamentablemente los argentinos no comprendieron esta manifestación
sincera de los potosinos, dándose a la tarea de cometer abusos
convirtiendo la simpatía en odio; mucho más con los fusilamientos de
altos jefes españoles: Vicente Nieto, Pdte. de la Real Audiencia de
Charcas; José de Córdova y Rojas, Comandante de las Fuerzas
Españolas y Francisco de Paula Sanz, Gobernador de la Villa Imperial
de Potosí, declarados “reos de alta traición” con sentencia violenta
de pena de muerte para los tres, siendo el ayudante de Castelli,
Tte. Máximo Zamudio el encargado de leer la sentencia, en presencia
de los tres reos en la prisión de la Casa de Moneda; documento
firmado por Juan José Castelli y por Nicolás Rodríguez Peña, en
calidad de Secretario.
El sábado 15 de diciembre de
1810 al promediar las 10 de la mañana fue ejecutada la sentencia al
pie de la iglesia mayor que se encontraba en construcción. Pasado
aquel acto de sangre el ejército auxiliar argentino desfiló frente
al patíbulo, retirándose de la plaza mayor y dejando los cadáveres
en público. Por este infeliz suceso, el pueblo potosino vistió luto
porque su Gobernador Paula Sanz fue uno de los más progresistas y
pacíficos. El 22 de diciembre Castelli y sus tropas salieron de
Potosí con rumbo a Chuquisaca, allí donde este sanguinario militar
argentino nombró a Pueyrredon, Pdte. de la Audiencia, dejando
ingratos recuerdos en Potosí. Tiempo después, Castelli se trasladó a
la ciudad de La Paz, pasando a la localidad de Huaqui, lugar donde
el 20 de Junio de 1811 se enfrentó con fuerzas realistas comandadas
por José Manuel Goyeneche. En esta batalla el ejército patriota fue
derrotado con numerosas bajas en sus filas, lo que motivó a que los
sobrevivientes del ejército argentino tomaran la retirada hacia el
Sur llegando nuevamente a Potosí, acompañado del depuesto Pdte. de
la Audiencia de Charcas, Pueyrredon, donde se cometieron las mayores
atrocidades contra el pueblo indefenso de la Villa Imperial”.
(Nótese que el
autor habla de Virreinato de Buenos Aires, no de Virreinato del Río
de la Plata, territorio que la Intendencia de Potosí integraba en
1810).
V.
LAURELES EN EL RIO DE
LA PLATA
El 12 de Agosto de 2010 el ARA
Ciudad de Rosario de la Armada Argentina, surcaba las aguas del Río
de la Plata con una preciosa carga de corazones encendidos y
palpitantes de incontenible emoción. Esa tarde, luego del homenaje
tributado a Martín Miguel de Güemes en El Retiro, se cumplía un
anhelo largamente acariciado: honrarlo allí, en el lecho del mismo
río cuyas aguas doscientos cuatro años atrás fueran testigo de su
hazaña.
El
buque transportaba en su cubierta a quienes arrojarían los laureles
en memoria del héroe. Luego del rezo de la oración de los Gauchos
concretaron el magno acontecimiento el Ministro de Educación de
Salta, Lic. Leopoldo Van Cawlaert; el Pdte. de la Agrupación
Tradicionalista Gauchos de Güemes, Ing. Carlos Diez San Millán; el
Director de la Escuela Naval, Contralmirante Álvaro González
Lonzieme; el Contralmirante Rafael Cornejo Solá; el último socio
fundador de la Agrupación Tradicionalista de Salta Gauchos de
Güemes, Carlos Ceballos y Jorge Virgilio Núñez. Testigos
privilegiados acompañaron con unción el emotivo acto.
Un ¡Viva Güemes! sofocó las gargantas cuando la corona fue arrojada al Río.
La incontenible emoción estalló en aplausos mientras un frío viento
acompasaba las lágrimas que el cielo vertía. Otra vez la sudestada
se abría paso, permitiendo revivir el glorioso 12 de agosto de 1806
que se evocaba.
Era la segunda vez que Carlos
Ceballos participaba en un homenaje tan especial. La primera fue 64
años atrás, cuando sus cinco inocentes años fueron bautizados de
patriotismo en ésas mismas aguas. El regocijo que impregnó su alma
fue total.
Cuando la tarde se fue apagando
Virgilio Núñez desbordaba en satisfacciones. La misión había sido
–por fin- cumplida.
VI.
AGENDA GUEMESIANA
OCTUBRE DE 2010
21 de Octubre: Imposición del
nombre del Grl. Martín M de Güemes a un Salón del Anexo a la Cámara
de Diputados de la Nación. Roberto Manuel Casimiro, Abanderado de la
Bandera de Salta, asistió en representación del Instituto Güemesiano
en Buenos Aires. En la oportunidad se desarrollaron en el recinto
las Terceras Jornadas Guemesianas.
28 de Octubre: Recital
poético musical “Romancero de Güemes” de David Slodky sobre el
poemario de Julio César Luzzatto, desarrollado en Casa de Salta.
Asistió en representación del Instituto Güemesiano en Buenos Aires,
José Esteban Guedilla, escolta de la Bandera de Salta. El Lic.
Slodky hizo entrega de su libro “Carmen Puch de Güemes, al encuentro
de la heroína” y de un disco con el Romancero de Güemes.
VII.
PALABRAS FINALES
El 7 de Noviembre de 16.00 a
17.00, Radio Nacional Folklórica transmitió en cadena la obra
“Héroes del Bicentenario en el Cancionero Popular” en adhesión al
Bicentenario de la Batalla de Suipacha, precedida por el siguiente
comentario: “El 7 de
Noviembre de 2010 se celebra el Bicentenario de la Batalla de
Suipacha, territorio que hoy pertenece a la hermana República de
Bolivia y que en época colonial integraba el Virreinato del Río de
la Plata.
Durante la primera campaña al
Alto Perú, el ejército al mando de Antonio Balcarce y de Juan José
Castelli fue reforzado por tropas de Salta, Jujuy, Tarija y la
región de Chichas, en Bolivia. Esas fuerzas, al mando del Grl.
Martín Miguel de Güemes, obtuvieron en la batalla de Suipacha el
primer triunfo patriota con el cual se recuperaron las Intendencias
de Potosí, Charcas, La Paz y Cochabamba, que se pronunciaron a favor
del movimiento iniciado el 25 de Mayo de 1810 en Buenos Aires.
Fueron dos salteños, los hermanos Gallardo, quienes tomaron como
trofeo la Bandera de los Realistas. Esa Bandera fue enviada a Buenos
Aires, que festejó el triunfo de Suipacha con salvas de artillería,
repique de campanas, iluminación general por tres noches, bailes,
Tedeum, etc. agradeciendo “al Dios de los ejércitos, por la victoria
que nos había dado contra nuestros enemigos”.
El suceso es recordado cada 7
de Noviembre en Suipacha, localidad cercana a la frontera con
Argentina, en cuya plaza se erige un busto en homenaje al Grl.
Güemes. Este año, con motivo del Bicentenario de la Batalla, las
máximas autoridades bolivianas y argentinas estrecharán sus manos en
el lugar, donde se desarrollará un importante acto.
“Confraternidad
argentino-boliviana” es una obra realizada como símbolo de respeto a
las raíces históricas y culturales que nos unen. El guión pertenece
a la Prof. María Cristina Fernández, Académica del Instituto
Güemesiano de Salta, musicalizado por Carlos Flores, director de
“Los Laikas”.
Buenos Aires, 17 de Noviembre de
2010
Prof. María Cristina Fernández
Académica Correspondiente Instituto
Güemesiano de Salta
[email protected]
http://www.martinmiguelguemes.com.ar/
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